Ganaderos y ganaderas de Navarra alertan del sacrificio de animales si carecen de alimento suficiente este año debido a las consecuencias de la sequía. La pérdida de cosechas de cereal de secano en la Ribera y un desarrollo menor del tallo de las gramíneas van a repercutir de manera negativa en la recogida de paja, principal residuo que dejan estos cultivos y que se utiliza como alimento para reses de vacuno, ovino, caprino y equino. 

La Comunidad Foral contabiliza 120.404 vacas; 419.842 ovejas y 15.354 cabras, según datos de 2022 de Desarrollo Rural. Un censo que disminuye respecto a 2021, que también se explica por la sequía, ya que el año pasado debido al incremento de costes de producción, hubo ganaderos que tuvieron que llevar al matadero parte de sus reses. El número de cabezas de vacuno descendió un 2,4% y el de ovejas, un 9% –este último registró en 2022 la mayor bajada de la última década–.

Coincidencia

Tanto UAGN como EHNE advirtieron en la última Mesa de la Sequía, celebrada el 2 de mayo, del problema que puede ocasionar la falta de agua en la actividad ganadera en Navarra, extensible al resto de comunidades autónomas. En este año excepcional, ambas organizaciones coincidieron en pedir en el marco de la Mesa de la Sequía que la paja destinada a biomasa se dirija a alimentar al tipo de ganado anteriormente mencionado. Tanto avícola, cunícola como porcino no incluyen este sobrante del cereal en su dieta.

“Pedimos que no se pique la paja para esparcir por el campo tras la cosecha, para así disponer de más”

Fermín Gorraiz - Presidente de EHNE

Gonzalo Palacios, vicepresidente de UAGN, recuerda que desde siempre la paja ha servido de sustento para el ganado, y que comenzó a utilizarse como fuente de energía renovable para generar electricidad cuando había excedente. “Pero, ahora, reclamamos que esa paja se convierta en comida para los animales, ya que en estos momentos nos preocupa su posible desabastecimiento por la actual sequía”, manifiesta.

El presidente de EHNE, Fermín Gorraiz, aclara que el ganado se nutre de pasto, forraje, pienso y paja. Y ante la preocupación por el comportamiento de los montes este año, la paja y el pienso se convierten en la manutención básica. “Hay que adoptar las medidas necesarias para que haya paja”, insiste.

Por ese motivo, UAGN y EHNE reclamaron estudiar las posibilidades que existen para que este sobrante del cereal deje de utilizarse como biomasa y que se limite su exportación. Sin embargo, estos planteamientos exceden de las competencias del Gobierno de Navarra y dependen del Estado. Pero, el Ejecutivo foral va a mantener un encuentro con Acciona, única compañía en la Comunidad Foral que usa este residuo del cereal en su planta de biomasa en Sangüesa. Cada año consume 160.000 toneladas de paja –una media de 438 toneladas diarias–.

“Recogeremos menos paja por la pérdida de cereal en la Ribera y por su menor desarrollo en otras zonas”

Gonzalo Palacios - Vicepresidente de UAGN

Gorraiz añade otra medida: evitar que una vez cosechados los campos de cereal, los agricultores piquen la paja para esparcirla como materia orgánica en esa tierra. “Si evitamos esta práctica, lograríamos acopiar más paja”, aclara.

Además Gorraiz y Palacios remarcan el incremento del coste de este producto. Si el verano pasado valía entre 36 y 38 euros la tonelada, ahora mismo ese precio ha subido a los cien euros, detalla el presidente de EHNE.

A la espera de la lluvia

Ambos insisten en que los ganaderos están pendientes de la lluvia los próximos meses porque el monte requiere de mucha agua para que las ganaderías puedan pastar. “En el sector existe mucha incertidumbre de qué puede ocurrir estas semanas”, aclara Gonzalo Palacios. 

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Navarra ha indicado este martes que el actual año agrícola ha llegado a las dos terceras partes de su curso (septiembre-abril) y que ya es el más cálido en Navarra desde 1961. Además, está entre los cuatro más secos.