Cuatro de cada diez personas desempleadas en Navarra suman más de un año sin trabajar, aquellas que por su situación se les denominada desocupadas de larga duración. En datos absolutos, este colectivo está compuesto por 12.301 personas en la Comunidad Foral, según el Observatorio de la Realidad Social. El perfil mayoritario se corresponde con el de una mujer, mayor de 45 años y nacionalidad española, que demanda empleo en el sector servicios y que se ubica en la Cuenca de Pamplona o en la capital navarra.

El número total de personas paradas de larga duración se mantiene todavía en niveles superiores a los registrados antes de la pandemia de la covid, dato que indica que este perfil de desocupado tiene más dificultad para regresar al mercado laboral una vez que ha perdido su trabajo.

Este indicador debe tenerse en cuenta para reforzar las políticas públicas sobre este grupo, en un momento complicado porque las transformaciones digital, medioambiental y demográfica están afectando a las ofertas de trabajo. En este escenario, algunos puestos van a desaparecer, otros se modificarán y otros serán de nueva creación. Y en esta revolución, las recualificaciones van a ser esenciales.

Los años de covid originaron una crisis económica sin precedentes en la historia reciente del país y de Navarra e impactó de manera negativa en el empleo, aunque los mecanismos de los ERTE evitaron una mayor destrucción. 

Años complicados

Tras el varapalo de 2020 y 2021, los siguientes ejercicios han sido de recuperación para reactivar la actividad –muy condicionada por los elevados precios de la energía debido a conflictos internacionales y por una inflación disparada que se está corrigiendo con la vieja receta de subir los tipos de interés–, y para favorecer la generación de empleo. Navarra ha contabilizado récord de cotizantes, con más de 308.000 afiliados en octubre, y el total de desempleados se encuentra por debajo de las cifras de 2019: si en ese año –previo a la pandemia del coronavirus– los Servicios Públicos de Empleo Estatal contaban con 32.416 demandantes de un trabajo en Navarra, actualmente ese número se ha reducido a los 30.160, un -7%

Sin embargo, si se analiza la tendencia del desempleo entre el colectivo de parados de larga duración, este todavía no se ha recuperado de las consecuencias de la covid y de las transiciones, favoreciendo su cronificación, es decir, se quedan estancados y con el agotamiento de ayudas y subsidios al transcurrir el tiempo pueden llegar a tener riesgo de exclusión social. Según datos de la EPA, correspondientes al tercer trimestre de este año, de los parados de larga duración, un 64% acumula más de dos años sin emplearse; y un 34%, entre uno o menos de dos ejercicios.

¿Quiénes tienen más dificultades?

De esta forma, si hace cuatro años, la Comunidad cifraba 11.147 personas con más de un año sin trabajar, que suponían el 34,3% del desempleo; en 2023, hay 12.301 en esta situación, que engloban el 41% del total. El peso de este tipo de desocupado ha crecido, debido sobre todo a las mujeres, con más problemas para lograr un contrato. Si en 2019, 7.270 féminas eran paradas de larga duración, este grupo ha aumentado un 11%, hasta alcanzar las 8.054 actualmente

En el caso de los hombres, también han sufrido un incremento, del 9%, pero como partían de un número inferior, sacan gran distancia a las mujeres. En estos momentos, Navarra tiene a 4.247 varones que acumulan más de doce meses sin emplearse por los 3.877 de 2019.

La industria y la construcción

Al observar la evolución de las personas desempleadas de larga duración en los diferentes sectores, el de servicios ofrece un peor comportamiento, junto al de demandantes sin ningún empleo anterior; en cambio, tanto industria como construcción han disminuido este volumen de parados en 2023 respecto a 2019; y agricultura, con una ligera subida, se mantiene prácticamente igual.

El quinto Plan de Empleo de Navarra, para el periodo 2021-2024 y rubricado entre el Gobierno, CEN y UGT y CCOO, calificó como grupos prioritarios para las políticas activas de empleo a los parados de larga duración, además de a jóvenes, mujeres, personas con discapacidad, migrantes, aquellos con formación básica o bachiller o los que están en situación o en riesgo de exclusión social. Los incentivos a la contratación para mayores de 45 años y la formación se presentaron como medidas para disminuir el número de desocupados con este perfil. 

En el momento de la puesta en marcha de este plan, 14.414 personas paradas sumaban más de un año sin trabajo, y ahora se ha rebajado a las 12.301. La consejera de Derechos Sociales, Economía Social y Empleo, Carmen Maeztu, anunció recientemente que el próximo ejercicio comenzarán a trabajar sobre un nuevo plan en beneficio del empleo, que siempre critican ELA y LAB por negociarse en el marco del Consejo del Diálogo Social, al que ahora han pedido sumarse los sectores que componen la economía social en Navarra.