Desde pequeña, Silvia Iribarren soñaba con ejercer de profesora de niños y niñas. Para cumplir ese deseo se desplazó de Caparroso -su localidad natal- a Pamplona para estudiar. Concluyó su formación y comenzó a trabajar en colegios para alumnado de Primaria, de seis a doce años, en la Ribera.

Regresó a su localidad en la que se casó con Luis Sánchez, agricultor de diferentes cultivos. Al igual que su pareja, ella procede de una familia vinculada al campo. Silvia se convierte en la tercera generación, ya que su padre Ángel le ha traspasado las tierras.

Silvia ha relatado su historia tras concluir el curso de primera instalación este martes en el hotel Don Carlos, en Huarte. A sus 28 años se apuntó a este programa para emprender su idea de negocio vinculada al sector primario. “Vamos a unificar la superficie de ambos, Luis se va a dedicar al cultivo y yo, a la gestión”, ha relatado.

La burocracia crece

Silvia ha confesado que cada vez va aumentado más el volumen de papeleo que se exige al profesional del sector primario. Por ese motivo, observó como oportunidad dedicarse a la gestión del negocio. “Desde pequeña soy muy ordenada y eso es fundamental para cumplir con toda la burocracia exigida”, ha señalado. Esta cualidad les va a venir de “maravilla”, ha reiterado.

Sin embargo, no va a renunciar a la docencia, sino que quiere combinar esta actividad con la de profesora. “Esta profesión es vocacional y voy a seguir con ella”, ha remarcado. Por eso, continuará intentando emplearse como maestra.

Silvia se convierte en un ejemplo de mujer que ahora comparte titularidad en una explotación agrícola, algo que anteriormente no ocurría a pesar de que las féminas trabajaban junto a sus parejas. Otras cinco mujeres han realizado el curso de INTIA, y la totalidad también se va a dedicar a la gestión del negocio.

El curso le ha servido para darse cuenta de las innovaciones que ofrece el sector primario, entre otros aspectos. “Navarra tiene mucha riqueza, pero estamos anclados en lo que funciona siempre bien. Nos han enseñado la importancia de las rotaciones de cultivos o del uso de nuevas maquinarias para ser más productivos”, ha manifestado.

Socios de la cooperativa

Silvia y Luis son socios de la Cooperativa de Caparroso, y ambos han decidido continuar viviendo en el pueblo. “Para evadirme de la ciudad, siempre me marchaba al campo; y ahora puedo trabajar en el lugar donde siempre he disfrutado”, ha confesado.