El futuro de BSH en Esquíroz sigue en el aire. La multinacional mantiene lo dicho –la planta cerrará en junio–, pero el Gobierno de Navarra, que sostuvo ayer en Madrid un primer encuentro formal con los representantes del grupo alemán, ve abiertas “todas las posibilidades”, toda vez que ambas partes, junto con el Ministerio de Industria, se han comprometido a crear una mesa de trabajo en la que se exploren todas las posibilidades alrededor de una planta en la que trabajan de manera directa unas 655 personas y que ocupa, de forma indirecta, al menos a otras tantas.

“Vamos a pelear por todos y cada uno de los puestos de trabajo”, dijo María Chivite, presidenta del Gobierno de Navarra y cuya presencia en la reunión, junto al consejero de Industria, Mikel Irujo, y la titular de Derechos Sociales, Carmen Maeztu, da una idea del impacto que el cierre de esta empresa ha tenido en la sociedad navarra. Chivite afirmó que sale de la reunión con un mensaje “positivo”, si bien no fue capaz de concretar si los representantes de la multinacional veían opciones de mantener la actividad de fabricación de frigoríficos y lavavajillas. “Vamos a explorar en esa mesa de trabajo todas las posibilidades; con socios, con inversores, con reindustrialización, con nuevos productos... Están todas las posibilidades encima de la mesa para buscar que no perdamos esos empleos”, insistió Chivite.

A la reunión, además de la representación navarra, asistieron el ministro de Industria, Jordi Hereu; y los directivos de BSH Christian Prenzel, director del grupo para Europa; Jörg Ulrich, jefe de producción global, y José Juste, director de operaciones de BSH España. En el encuentro, los directivos admitieron las dificultades las que se enfrenta el grupo, otrora dominador absoluto del mercado de electrodomésticos europeos, y hoy acosado por las marcas asiáticas, en especial coreanas y chinas, capaces de fabricar y vender a menor precio y con calidades crecientes.

"Sobrecapacidad" en una Europa envejecida

Esta pérdida de cuota de mercado, relevante también en un país como España, supone que, al igual que sucede en la automoción, que las marcas europeas se encuentren con una sobrecapacidad instalada que daña su rentabilidad, todavía apreciable. El grupo ha ganado algo más de 260 millones de euros en España en los últimos cinco ejercicios. La propia realidad europea, un continente envejecido y de bajo crecimiento económico, tampoco ayuda al desempeño de las marcas tradicionales.

Con este oscuro paisaje de fondo, BSH mantuvo en la reunión de ayer una actitud un tanto ambigua, que no pasó inadvertida ni para el Gobierno de Navarra ni para el Ministerio de Industria, que desean involucrar de alguna manera a la multinacional alemana en el futuro de las instalaciones de Esquíroz. Otras empresas, señalaban fuentes presentes en este tipo de negociaciones, suelen ser mucho más contundentes a la hora de presentar el cierre como irrevocable.

La continuidad de la actividad en Esquíroz puede adoptar diferentes formas. Bajo la el modo actual, algo que a día de hoy parece complicado, y para lo que los dos gobiernos han puesto a disposición de la multinacional las diferentes ayudas existentes. Las más relevantes corresponden al Perte de descarbonización, que aún dispone de fondos, y que irían ligadas a la fabricación en Navarra de productos más eficientes y con un menor consumo energético que los actuales. “Con estas ayudas las inversiones se recuperarían antes”, explicaban desde UGT.

Otros inversores

Pero el mantenimiento de la actividad industrial, algo que permitiría aprovechar las instalaciones y el conocimiento existente en Esquíroz, puede llegar de la mano de otros inversores.

Una operación similar a la de Nissan en Barcelona y en la que el fabricante chino Chery ensambla piezas de coches previamente fabricadas en Asia. Este tipo de relevos precisa sin embargo del visto bueno del propietario de las instalaciones, en este caso el grupo Robert Bosch.

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A este respecto, las tres partes, los dos gobiernos y la multinacional, coincidieron en dar continuidad a los contactos para hacer un seguimiento de la situación, y colaborar para encontrar soluciones al futuro de la planta de Esquíroz.

Los encuentros no tienen, en todo caso, una fecha fijada. Está previsto que el Ejecutivo se reúna hoy con el comité de empresa de Esquíroz para ofrecerles más detalles.