Nació, tal y como él mismo expuso, a apenas 500 metros del CNTA (Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria), situado en San Adrián, un espacio que, en su anterior etapa como consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital del Gobierno de Navarra, visitó en numerosas ocasiones. Hace apenas unos días, y con motivo de la puesta de largo del Sandbox AgriFoodTech, el que ahora ostenta el cargo de secretario de Estado de Ciencia, Innovación y Universidades volvió a dejarse ver por la localidad ribera. Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Navarra, centró su carrera investigadora en Genética Humana y su relación con el cáncer y las enfermedades raras. También ha sido facultativo, director del Grupo de Citogenética Molecular en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, director Científico y de Innovación, y fundador en NIMGenetics, empresa de Biotecnología Genómica. Ha publicado decenas de artículos, recibido varios galardones y desempeñado diversos cargos políticos.

Han presentado en San Adrián una iniciativa pionera. ¿Qué supone para la Comunidad Foral, y para esta localidad, que se desarrolle en el CNTA?

–Nos faltaba un espacio donde la gente pudiera ser un poco más disruptiva, más agresiva, más imaginativa, y eso viene muchas veces limitado porque la regulación que hay en el sector de la agroalimentación es muy rigurosa, como tiene que ser, pero eso limita muchísimo la innovación. Este espacio, el primero no de España, si no de Europa, va a ser muy relevante porque la gente que hace cosas transformadoras en el proceso del sector de la agroalimentación podrá hacer pruebas sin riesgo de cometer daños a terceros. Es un espacio seguro que te ayuda a dos cosas: la primera, a desarrollar tu innovación, porque si seleccionan tu proyecto, será gratuito, y luego, además, también abordarán las barreras regulatorias, las puertas a las que hay que llamar, qué pruebas se deben realizar, etc.

¿Cómo se seleccionarán los proyectos que participarán en esta novedosa iniciativa?

–Hay un comité que funciona en EATEX, que es el hub del plan complementario, que lo forman investigadores de muchas comunidades e incluso algunos extranjeros. Las empresas harán una solicitud y se va a valorar que sean apuestas realmente disruptivas; que tengan impacto tanto en las fábricas como en las propias producciones agrícolas, que cambien la forma de trabajar y que lleguen pronto al mercado, a la cadena alimentaria.

¿Qué efecto espera que tenga esta primera llamada a las empresas para que se sumen al proyecto?

–Ahora mismo el feedback es extraordinario, de hecho, en la presentación, la sala estaba llena de empresas que están interesadas. Dentro de los diferentes sectores industriales que hay en Navarra, probablemente el de la agroalimentación sea un uno de los más innovadores. En parte, estamos aquí porque las firmas lo han demandado; lo necesitan y, además, me atrevería a decir que con cierta urgencia.

¿Qué aporta la innovación y la tecnología al sector agroalimentario ahora que el consumidor demanda cada vez más una alimentación saludable?

–En este sandbox va a haber, por ejemplo, cuatro categorías, y una de ellas es precisamente la de los ingredientes; que sean más sanos, saludables y que impacten menos en el medio ambiente. Otra área será el sistemas de almacenaje y transporte; queremos quitar el plástico, pero, ¿qué lo sustituye? Hay que buscar algo nuevo porque ahora mismo tienen un servicio irremplazable, y ese es el tipo de proyectos que van a ir ahí.

¿Cree que la ciudadanía es consciente de lo que se está desarrollando alrededor de este sector en la zona, o quizás habría que instruir un poco más?

–Yo estoy absolutamente seguro de que tienen que saber mucho más. Sí que se conoce que aquí está el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria, pero es cierto que hace falta mayor divulgación. El sector, la gente de la industria, lo sabe, y conoce su importancia a nivel europeo, pero al resto de la ciudadanía, a mi madre, hay que explicarle mejor qué se hace aquí.

¿Cómo se podría ser más didáctico?

–Hay que perder el miedo, salir a la calle y contarlo más veces. Yo creo que a veces los científicos tienen la tendencia a hacer cosas súper buenas, pero se lo cuentan entre ellos. Hay que hacer un esfuerzo importante de divulgación. Creo que aquí los medios de comunicación son bastante sensibles, pero tienen que serlo un poquito más.

Y precisamente, como oriundo de San Adrián, localidad anfitriona, ¿considera que este municipio es un referente del sector agroalimentario? ¿Podría explotarse de alguna otra manera el talento y las instalaciones que hay aquí?

–Las industrias de agroalimentación en los 80 ya se preocupaban por la calidad y por la innovación; se fundó Consebro, evolucionó, y creo que sí que es un referente. Ahora mismo a San Adrián esto le trae valor específicamente, porque viene mucha gente a trabajar aquí, y sobre todo porque además no sé si porque está el CNTA o no, pero hay ciclos formativos en el instituto, las empresas de aquí son las que primero testean las cosas, y hay muchísimo intercambio. Es cierto que todo es mejorable, pero que al municipio le aporta muchísimo es evidente. Lo que sí que falta es un poquito más de comunicación entre lo que se hace aquí y el pueblo. Sería importante, pero no solamente en San Adrián, sino en toda la Ribera, hacer algunos eventos formativos de las cosas que se hacen. Yo, como consejero, aquí vine bastantes veces, pero siento que la gente sabe lo que hay; es importante sacar a la calle CNTA.

Lleva dos años en el actual cargo, ¿cómo ha sido dar el salto de la política foral a la estatal?

–Lo primero, si no hubiera pasado como consejero una legislatura, probablemente sería menos eficaz ahora en mi cargo; tuve un entrenamiento estupendo porque nos tocó una época complicada con la pandemia de por medio y aprendí mucho, la verdad. Ahora lo que estoy haciendo tiene una visión más amplia. Básicamente, las convocatorias y los ejercicios de transformación son más complejos porque afectan a todo el estado, pero, al fin y al cabo, el negociado es el mismo; es decir, me dedico a lo mismo como materia, pero el impacto de lo que realizamos es mayor.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido del puesto?

–Me ha sorprendido que, igual que me pasó aquí, nos parece que la ciencia tiene un atractivo fundamental para la población, pero hay que hacer un esfuerzo todavía mayor para comunicarla. Tenemos grandes proyectos transformadores; nuestro país está ahora mismo a la cabeza de muchísimas tecnologías súper disruptivas, somos probablemente el mejor país de Europa en tecnología cuántica, por ejemplo, y tenemos un montón de iniciativas potentísimas, pero seguimos con dificultades para transmitirle a la gente lo importante que es la ciencia y la tecnología para su futuro.

Desde su óptica, ¿cómo está Navarra en cuanto a innovación, ciencia y universidades?

–Estamos muy bien gracias a un buen Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación que se planteó entre 2021 y 2024; fue un éxito y se han superado todas las expectativas; se ha movilizado más dinero público y privado del que habíamos pensado, y creo que es un plan que van a reeditar. Navarra escaló un montón de puestos en el ranking europeo y subió a innovador fuerte. Es muy importante habernos colocado entre las 100 primeras regiones de Europa.

¿Cree que se destina el dinero suficiente a la ciencia a nivel estatal?

–A nivel estatal estamos mejorando muchísimo. Nunca jamás había habido el nivel de inversión en I+D+i público y privada; los últimos datos del INE nos dicen que son 23.000 millones de euros dedicados a I+D+i en este país. Nunca, jamás, ha habido tanto dinero movilizado. ¿Estamos lejos de los estándares europeos? Todavía sí, pero estamos en el camino; hay que trabajarlo. Eso sí, el año pasado subimos el 16%, el doble que la media europea.

Y en el caso de la Comunidad Foral... ¿Se le presta atención desde el Estado?

–Desde el año 2018 al 2024, con el Gobierno progresista que dirige Pedro Sánchez, el Estado ha invertido en nuestro territorio 470 millones de euros, y se ha llegado a esa cifra por dos elementos importantes. El primero, porque la gente que hace ciencia e innovación en Navarra es buena y capta mucho dinero en convocatorias competitivas De hecho, de los 470, 390 son proyectos captados por la gente que es muy válida aquí. Y el resto son inversiones que hay desde el Gobierno; CSIC, CENER y tenemos, además, un programa de ayudas que van regularmente hacia la Universidad Pública.

¿Ya no hay tanta fuga de talento o quizás ya no se habla tanto de ese asunto?

–Estamos cambiando el mensaje y es importante que lo entendamos. Yo no creo que se deba retener a la gente, ni su talento, como si fuera una cárcel. Lo que hay que hacer es circularlo, y de eso estamos siendo muy capaces. Lo que pasó en Navarra con el programa ANDIA (Ayudas para la atracción y contratación de talento investigador) fue un buen ejemplo, y en España también hay una iniciativa similar. Hemos cambiado; nuestro país es mejor y ahora la gente quiere venir. Evidentemente es bueno que la gente se vaya; yo creo que para las personas que hacen ciencia es bueno pasar un tiempo fuera, si es que tu disciplina te lo pide, pero luego hay que circular. Ahora estamos en un momento dulce en el que estamos incorporando muchísimo talento extranjero.

Hace unas semanas se inauguró el Polo Iris, algo que comenzó a gestarse en la anterior legislatura, cuando era consejero. ¿Qué puede aportar este hecho al desarrollo de Navarra y, por qué no, al del entorno europea?

–El Polo Iris tiene una vocación que está alineada con lo que estamos haciendo en el sector agroalimentario en San Adrián dentro del ámbito de la digitalización; hacer llegar avances tecnológicos disruptivos o complicados de ver al tejido empresarial, y eso es una es una es una oportunidad. Hay otros casos en Europa, ahí sí que no somos los pioneros, pero es cierto que podemos aprender de ellos, y el Polo Iris va a suponer, sinceramente, un elemento de transformación industrial, sobre todo para pymes, muy, muy relevante.

Ahora está en boca de todos el tema de los aranceles que quiere imponer EEUU. ¿Pueden decisiones de este calado perjudicar al desarrollo de la ciencia o la innovación o, por el contrario, podría verse como una oportunidad para explotar lo que tenemos en casa?

–Yo creo que la política arancelaria ahora mismo está en una zona de incertidumbre tan alta que emitir cualquier tipo de predicción sería irresponsable por mi parte. Sí puedo decirte que estaremos alineados con lo que haga Europa, que este Gobierno, que este país, va a hacer lo que haga Europa, y que va a proteger los intereses de los productores, aunque algún partido no quiera hacerlo.

Hace un tiempo se puso en marcha Spain Valley Food asociado al PERTE… ¿Esta iniciativa ha prosperado como esperaban o no están obteniendo los resultados que quieren?

–Creo que las expectativas respecto al PERTE sobre la industria agroalimentaria se vieron rebajadas al principio porque la disponibilidad que hubo de fondos en convocatorias de subvenciones fue pequeña. Esto luego se remedió; ha habido ya tres oleadas de convocatorias, y la cosa se está recuperando poco a poco . Creo que ha ido más lento de lo previsto, pero sí que se están haciendo ejercicios transformadores. De hecho, el CNTA es uno de los ejemplos.

¿Cuáles son los principales retos u objetivos que se ha marcado o a los que hará frente en los próximos meses?

–Hemos tenido una inyección importante de fondos europeos que han servido para transformar muchísimas cosas. El reto que tenemos por delante es mantener, e incluso crecer, en inversión en I+D+i e implicar al sector privado, porque en Navarra vamos muy bien, pero en el resto del estado no es así. En cuanto a la inversión público-privada, dicen los estándares, que la ratio habitual es un tercio de inversión pública por dos tercios de inversión privada en I+D+i. En España, no llegamos al 50%; en Navarra sí, tenemos dos tercios. Y el segundo reto, para que eso tenga lugar, el tejido industrial y empresarial tiene que ver que eso se puede hacer, y eso se llama transferencia. El reto es transferir toda la ciencia buenísima que hacemos en nuestro país a la sociedad. Ahí tenemos un déficit que hay que mitigar.