Eslava, una pequeña localidad de la Baja Montaña navarra con profunda tradición vitícola, ha puesto en marcha un proyecto piloto que convierte su manera de hacer vino en una propuesta ejemplar de innovación rural. Se trata de la primera experiencia de viticultura regenerativa liderada por un pueblo que sustituye completamente los productos químicos por tratamientos naturales a base de microorganismos autóctonos del propio ecosistema local: bacterias, levaduras y hongos aislados del suelo, la hoja y la uva de sus viñedos.

El proyecto, denominado “Territorio Eslava, Baja Montaña”, tendrá una duración de dos años. Durante ese tiempo, se cultivarán los microorganismos en biorreactores y se aplicarán en 12 parcelas de viñedo. El resultado final será la elaboración de tres vinos (tinto, blanco y rosado) sin residuos, con trazabilidad completa y carácter local, vinificados en depósitos de hormigón de pequeño volumen y embotellados en el mismo municipio.

El presupuesto total del proyecto asciende a 221.674,34 euros, y está cofinanciado por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), en el marco del Plan Estratégico de la PAC 2023–2027. Más allá de la técnica, el proyecto busca regenerar el equilibrio del cultivo, fortalecer el vínculo con la tierra y recuperar el valor del vino como expresión del territorio y del oficio viticultor.

“Este proyecto no solo trata de vino: trata de innovación, territorio y futuro. Queremos demostrar que desde un pueblo pequeño también se puede liderar una transformación real en el campo”, explica Félix Bariáin, presidente de la Bodega Cooperativa de Eslava, localidad que cuenta con unos 110 habitantes.

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La iniciativa está impulsada por el Ayuntamiento de Eslava y su bodega cooperativa, con el respaldo científico de LEV2050 (INBIOLEV), que lidera el aislamiento de más de 350 cepas microbianas con funciones biofertilizantes y antifúngicas. También participan Agrolab (control analítico de residuos), EVENA y UAGN (validación técnica y sensorial) y Arraiza Comunicación (divulgación y medios).

Este piloto se enmarca en una estrategia territorial más amplia: Territorio Eslava, una hoja de ruta para el desarrollo rural que conecta innovación agrícola, cultura, patrimonio y sostenibilidad. Desde iniciativas como el I Festival Villa de Viñas, hasta la valorización del yacimiento romano de Santa Criz, el pueblo está construyendo un modelo singular de transformación a escala humana. Con esta apuesta, Eslava se posiciona como un referente nacional e internacional en viticultura regenerativa y demuestra que lo autóctono puede alcanzarel máximo nivel. Y que desde lo pequeño, también se puede marcar el camino.