No hay margen para el optimismo. Tampoco para el pesimismo. Seguimos bajo la anormalidad de la pandemia del coronavirus. Da igual cuando leas esta frase de perogrullada. El anuncio del fin de la pandemia fue otro fiasco de la propaganda. Es tiempo de nuevo de actuar y, sobre todo, de tomar decisiones... Y ahí es donde las sombras son más oscuras. Los datos y las apuestas están claras en el camino de este 2022 para Navarra. De ello trata este nuevo número de La Navarra del siglo XXI que ofrece cada año DIARIO DE NOTICIAS. De ese constante de dónde venimos y hacia dónde vamos, el espacio de acción y convivencia desde el que las sociedades construyen día a a día y año a año su presente y apuntalan su futuro. Navarra ha mejorado todos sus índices económicos, presupuestarios, financieros y sociales en los siete últimos años. Y aún ahora, todavía bajo las sombras e incógnitas de la pandemia del coronavirus que sigue activa, sus datos básicos de recaudación de ingresos, previsiones de crecimiento y aumento del empleo avanzan por encima incluso de las previsiones iniciales. Pero, también, es un momento en el que la toma de decisiones adecuadas y la valentía en la acción política van a ser fundamentales para imponerse a la batalla del miedo que están tratando de imponer los discursos más extremistas y ponzoñosos. Navarra sigue sumando acuerdos amplios y efectivos para los intereses generales de los navarros y navarras por mucho que las apuestas de los sectores más ultras y reaccionarios insistan en azuzar la crispación, la bronca y la confrontación. Es tiempo, además de decisiones y valentía, también de diálogo y búsqueda de acuerdos. En todos los ámbitos posibles y ante el cúmulo de retos y transformaciones que ya demanda esta segunda década del siglo XXI. Por mucho que los agoreros del apocalipsis se empeñen en difundir mensajes catastrofistas y los eternos insatisfechos sigan deambulando por su histórico pesimismo derrotista, los hechos que componen la realidad política, social, económica e institucional de Navarra demuestran exactamente lo contrario. Hoy, Navarra es una burbuja política y social de estabilidad, progreso y normalidad frente a la involución antidemocrática, autoritaria y neofascista. El modelo político actual de Navarra, centrado en las demandas y necesidades sociales, una política económica para las personas y una apuesta por la convivencia desde valores democráticos es un ejemplo a la altura de los territorios más prósperos, solidarios y equilibrados de las democracias avanzadas de la UE. Pero siendo así, y aún con el aval de las frías estadísticas macroeconómicas, sigue siendo importante afrontar con garantías y eficacia el camino por donde impulsar la profunda modernización educativa, laboral e industrial que ya está en marcha para este siglo XXI también en Navarra. Y las reflexiones, inquietudes y valoraciones de quienes lo protagonizan -personas y empresas-, apuntan a que Navarra debe aprovechar todas sus potencialidades, talento y recursos para seguir avanzando en este modelo de gestión y diálogo y acuerdos que se ha mostrado eficaz para garantizar el avance económico y el equilibrio social. Las señales son claras. El Plan Reactivar Navarra/Nafarroa Suspertu y la llegada de Fondos Europeos aportan los recursos económicos, pero debe ser la acción política la que dirija las medidas para diseñar un modelo socioeconómico de convivencia sostenible, plural, competitivo, cohesionado y solidario. Es obligación del Gobierno de Navarra y del conjunto de la sociedad en todos sus ámbitos sociales, económicos, políticos y empresariales lograr que esas señales positivas sean más cada año y que alcancen y beneficien a toda la sociedad navarra. Sin exclusiones.
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