La transición energética hacia fuentes renovables es una prioridad global, y en territorios como la CAPV y Navarra, la necesidad de avanzar en este proceso es más apremiante que nunca. Actualmente, la comunidad vasca se encuentra lejos de cumplir los objetivos marcados por la Ley de Transición Energética, que busca alcanzar un 32% de energía renovable en el mix energético para 2030. En 2023, solo el 16,4% de la energía generada en la CAPV provenía de fuentes renovables, la cifra más baja en más de una década, lo que subraya la urgencia de actuar. Navarra, aunque más avanzada en este ámbito, también tiene grandes retos por delante.

En 2023, solo el 16,4% de la energía generada en la CAPV provenía de fuentes renovables, la cifra más baja en más de una década

Lo cierto es que la CAPV está a la cola de Europa en términos de producción de energía renovable, con solo un 7,3% de su consumo eléctrico cubierto por fuentes limpias. En contraste, un 57% del parque de generación navarro ya es renovable, mientras que España se sitúa en el 63,6% y la Unión Europea en el 54%. Este bajo porcentaje de producción renovable convierte al País Vasco en un gran importador de energía, lo que afecta negativamente a su independencia energética y a la estabilidad de su industria, especialmente en un contexto global de fluctuaciones en los precios de la energía. Cumplir la Ley de Transición Energética y Cambio Climático va a suponer un gran reto para la CAPV, ya que uno de los objetivos que marca es que la producción eléctrica renovable sea del 32% en el año 2030. Es decir, multiplicarla por cuatro en seis años. 

Un 57% del parque de generación navarro ya es renovable

La industria, clave en la transición

La descarbonización de la industria es esencial para reducir la huella de carbono. En Álava, por ejemplo, la industria representa el 33% del PIB, el doble que en el resto de España, lo que se traduce en un consumo intensivo de electricidad. Para reducir las emisiones, resulta necesario electrificar los procesos industriales utilizando energía renovable. Esto no solo responde a la normativa europea y a la necesidad de cuidar el medio ambiente, sino que también mejora la competitividad de las empresas al abaratar los costes de producción en el largo plazo.

Se espera la creación de más de 6.000 puestos de trabajo en la fase de construcción de las plantas solares de Solaria y 150 empleos estables para el mantenimiento de estas plantas

Invertir en infraestructuras renovables, como parques eólicos y plantas fotovoltaicas, no solo contribuiría a la descarbonización de la industria, sino que también generaría importantes beneficios económicos. Por ejemplo, las plantas solares que Solaria está desarrollando en el territorio de Álava generarán empleo y tributos que beneficiarán a las comunidades locales. Se espera la creación de más de 6.000 puestos de trabajo durante la fase de construcción y alrededor de 150 empleos estables para la operación y mantenimiento de estas plantas. Además, las administraciones públicas recibirán millones en impuestos, que podrán reinvertir en mejoras locales.

Un futuro verde y competitivo

Para que CAPV y Navarra cumplan con los objetivos de neutralidad climática en 2050, es necesario acelerar la construcción de proyectos de energías renovables. Las industrias y empresas que apuesten por la descarbonización tendrán acceso a energía más barata y estable a largo plazo, lo que no solo contribuirá a un entorno más limpio, sino que también fortalecerá su competitividad en el mercado global. La inversión en energía renovable es, por tanto, una necesidad ambiental y una oportunidad estratégica para el crecimiento económico y el bienestar de ambos territorios.