UPN tiene una estrategia. Consiste en tratar de minimizar la sangría de votos que le ha provocado romper Navarra Suma; captar todo el voto que pueda de entre los votantes socialistas desencantados con Chivite; y trabajar mucho entre bambalinas madrileñas para propiciar un golpe de mano que le haga presidente en caso de que la izquierda abertzale saque un gran resultado y el PSOE salga mal de la foto electoral.

Y por eso el mitin central del candidato de UPN, Javier Esparza, ha sido un último grito desesperado para intentar llegar al 29 de mayo con más fuerza que la que auguran todas las encuestas, que vaticinan el peor resultado de la historia de UPN el domingo 28.

No es una papeleta sencilla y fue imposible que ese trágico punto de partida no empañara lo que por la tarde quiso ser una “fiesta”. Pero más allá del confeti final y las canciones de un DJ para el cierre del evento, el mitin de esta tarde fue un encuentro con prisas, un llamamiento urgente e impúdico al voto útil del centro derecha –con ataques directos al PP– para encabezar la alternativa al actual Gobierno.

Los pactos entre socialistas y soberanistas han acaparado prácticamente todo el discurso del candidato, que a una semana de la cita con las urnas ha arrancado la verdadera campaña de presión sobre Chivite que seguirá por muchas semanas. Y los momentos en los que Esparza ha pedido el voto para acabar con las teleconsultas médicas, mejorar el empleo o facilitar el acceso a la vivienda –que quizá sean un punto más efectivo que el recurso a Bildu– han sido los menos. Y no será por que no hay ciudadanos descontentos con la situación actual.

Esparza ha preferido apostar más a la confrontación, y prueba de ello ha sido que ha guardado para esta tarde sus críticas más virulentas en lo que va de campaña también para el PP y quienes “dispersan el voto”. “Solo hacen un favor a Sánchez y a Otegi”, ha dicho de los populares, antes de aclarar que “si se vota a PP, se debilita a UPN”.

"Si se vota PP, se debilita a UPN. Se dispersa el voto y el único que sale beneficiado es Sánchez"

Javier Esparza - Candidato de UPN

“A los votantes de centro derecha les digo: si Chivite quiere que votes al PP y no a UPN, pregúntate por qué. Los abertzales están encantados con que el PP nos quite algo de voto”, ha reflexionado. Incluso ha mandado un mensaje directo a Feijóo que quedó un poco raro. “Yo dije públicamente que quería que Feijóo fuera el próximo presidente. Y no le he escuchado a él decir que quiere que el presidente de Navarra sea yo”.

UPN, una víctima

Ese tono general de queja, de agravio constante y hasta con un punto victimista utilizó para reforzar el nuevo papel de UPN. Ese por el que los regionalistas son el único partido navarro, el que siempre está ahí, en solitario, sin ayuda de nadie cuando no directamente con palos en la rueda de otros. Esparza ha añorado los viejos gobiernos de UPN, los de “la tasa de paro más baja” y los servicios públicos de calidad pagando menos impuestos. Y ha construido un discurso de reproche que ha ido de 1978 –cuando “los partidos nacionales empezaron a atacar a Navarra con la Transitoria Cuarta– hasta la crisis de 2011-2014, en la que ha afeado a la UE que entonces no actuara como ahora, dando ayudas. “Nadie nos ha regalado nada nunca, ni a nosotros ni a esta tierra, nos lo hemos ganado por derecho”.

"Ya vale de gobiernos que rinden pleitesía a Madrid, de políticas de corta y pega desde allí"

Javier Esparza - Candidato de UPN

Todo ese telón de fondo le ha servido para venderse como un gran partido acosado por todos los demás, y que ofrece algo que no puede dar ningún otro: un funcionamiento autónomo, propio, navarrro. “Ya vale de Gobiernos que rinden pleitesía a líderes nacionales. Vamos a hacer políticas para Navarra, no un corta y pega de Madrid”. Un recurso a la baza localista que los hechos y el pasado cercano han dejado sin efecto. Pero que junto con el ataque a todos los demás y la dialéctica de víctima es todo lo que le queda a Esparza para intentar llegar al poder.

EN CORTO

800 asistentes.

Alrededor de 800 asistentes en el Navarra Arena, donde UPN cortó la mitad de la cancha de baloncesto para usar un trozo de una grada y sillas. Alrededor de 1.000 asientos de aforo que no se llenaron.

Sanz, en primera fila.

El expresidente Miguel Sanz respaldó a Esparza desde la primera fila, donde también estuvo el senador Alberto Catalán, los candiadatos al Parlamento, el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, y otros cargos municipales.

Sin música, pero con himno.

UPN no tiene música propia. Ayer usó canciones comerciales en un mitin menos musical que otros. Eso sí, arrancó con el himno de Navarra y colocó una banderita de Navarra en cada asiento.

El Arena, un lugar-protesta para UPN.

El mitin fue en el Navarra Arena, el pabellón que los regionalistas empezaron a construir y dejaron a medias. Ahora, que está terminado y luce muy bien, lo usan también como baza electoral. “Lo empezaron a hacer cuando yo estaba en el Gobierno y lo siento un poco mío. Y los que protestaban contra él se sientan en el palco”, apostilló Esparza.

“Amamos España”.

Por eso de que no parezca un autonomismo sedicioso, Esparza dijo que la mejor contribución que pueden hacer al país que aman es hacer una Navarra fuerte. “Amamos España y nos sentimos orgullosos de ella”.