Marta Eslava compartió su experiencia de regreso a la vida rural, una decisión que tomó durante la pandemia, cuando decidió cambiar su vida en la ciudad por la gestión de la explotación agropecuaria de su padre en Barasoain. “Fue un giro radical, pero muy acorde con mis principios”, explicó Eslava, quien había trabajado en la enseñanza y estaba viviendo en Palencia. La llegada al entorno rural fue un desafío personal y profesional, especialmente como madre de dos hijos pequeños, pero también una opción enriquecedora para ella y su familia.
“Decidí dar el paso cuando mi padre se jubilaba, quería que la explotación familiar no se perdiera”, relató Eslava. La pandemia fue el momento que impulsó el cambio definitivo, pues, con el confinamiento, vio una oportunidad para iniciar un nuevo capítulo en su vida. “Con dos niños y la vida que llevaba en la ciudad, no era sostenible. Dije, se acabó, me vengo al pueblo”, agregó.
A pesar de las dificultades inherentes a la vida rural, como la gestión del negocio agropecuario, Eslava destacó que, a pesar del esfuerzo constante, esta forma de vida ofrece una satisfacción difícil de encontrar en otros entornos. “El trabajo en el sector primario no está lo suficientemente valorado, pero es fundamental, y me siento afortunada de poder hacerlo”, comentó, subrayando que la cercanía con la naturaleza y la comunidad local le ha dado un sentido más profundo a su vida.