QUIEN no ha visto aún el vídeo de la polémica jugada es que no ve la televisión: Ronaldo da un manotazo hacia atrás para soltarse de Mtiliga, que le está agarrando, y, poco después, cuando ya está liberado, suelta un codazo que le rompe la nariz al jugador del Málaga. El árbitro expulsa con tarjeta roja al portugués y refleja en el acta como motivo "golpear en la cara a un jugador contrario".
El Comité de Competición analiza el acta y la jugada, y castiga con dos partidos de sanción a Ronaldo, por "juego peligroso que merma las facultades físicas del ofendido".
Hasta ahí, los hechos. Y a partir de ahí, el madridismo pasa al contrataque sin el menor pudor.
El Marca, en su editorial de ayer, llama al codazo "error" de Ronaldo, considera que le han impuesto "un castigo desproporcionado" y "desmesurado", y concluye que "al final, no todos parecen iguales ante la Justicia futbolística". Esto último, en referencia a un forcejeo de Messi, que manotea al aire mientras un rival le tiene literalmente placado, una imagen que las televisiones madridistas se han hartado de emitir, a ver si colaba.
El editorial de ayer supone, con todo, una visión más sobria de lo sucedido, ya que el Marca se explayaba de verdad en su madridismo en el editorial del lunes, titulado "Cristiano Ronaldo se equivocó, pero tampoco ha matado a nadie". Y lo explicaba así: "Pese a no emplearse con dureza, los malacitanos acabaron por sacar de sus casillas al luso". "No estuvo afortunado, de eso no hay duda. Pero hay que ver todo lo que sucedió antes de este lance, que le llevó a perder los nervios". Sólo le falta concluir que Mtiliga se merecía el codazo, por enervar al astro merengue.
El As aún disimula menos su madridismo, que ya es difícil. Su director, Alfredo Relaño, llega a considerar "un factor casual" que Mtiliga tenga la nariz rota. Con dos narices.
Relaño insiste en la idea del villarato -ésa según la cual los árbitros persiguen al Real Madrid (hay que tener cara para decirlo sin soltar la carcajada) para beneficiar al Barça- y se lamenta de que no se mire a Cristiano como se mira a Messi, algo que parece no entender pese a que el portugués ya lleva dos agresiones -ante Almería y Málaga- en lo que va de temporada, y a que mientras Messi personifica la humildad, Ronaldo se ha ganado él solito una imagen como persona y deportista totalmente contraria.
El ínclito Tomás Roncero (As) se apunta también a esa tesis al hablar de la "polémica expulsión" de Ronaldo y al implorar con ironía que "le dejen los árbitros disputar cinco partidos seguidos", como si el delito hubiera sido la tarjeta roja y no el codazo.
El Real Madrid, por supuesto, tiene todo el derecho del mundo a ser madridista. Pero cuando se ampara a un jugador que ha roto de un codazo la nariz de un rival se corre el riesgo de mostrar una imagen poco caballerosa. Y es que el club lo niega todo: no sólo considera injusta la sanción de dos partidos sino incluso la tarjeta roja, y hasta se muestra extrañado de que la sanción no fuera para Mtiliga.
Por supuesto, nada de pedir disculpas al Málaga y al danés, nada de deplorar que un jugador suyo le haya roto la nariz a un adversario, y tampoco ninguna llamada al orden al portugués para que deje de ir por la Liga agrediendo al rival que le ha buscado las cosquillas. Santiago Bernabéu se estremecería en su tumba ante tal falta de ese señorío del que presume el club.
Por todo ello, no puede extrañarnos que el jugador del Málaga haya llegado a decir: "No, si al final la culpa será de mi nariz".
En suma, que a Cristiano Ronaldo le han castigado con dos partidos -el Real Madrid confía en que el Comité de Apelación rebaje a uno la sanción, y en ello andan ayudándole sus medios afines-, su imagen ha quedado un poco más deteriorada y la prensa madridista se ha retratado un poco más, por si hubiera ya alguna duda.