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Un entrenador sin tarjetas

el lesakarra josé luis altzugaray, 'zikiro', no ha visto ninguna amarilla en sus 23 años en los banquillos

Un entrenador sin tarjetasAITOR AROTZENA

El lesakarra Jose Luis Altzugarai Ian-tzi, Zikiro para los amigos, jugó al fútbol de joven en el Beti Gazte y también en el Real Unión. Pero su plenitud deportiva cuajó en la pelota, concretamente en la modalidad de la pala, donde fue profesional durante una docena de años en Bilbao. "Fue la mejor época de la pala, no hicimos dinero, pero se podía vivir bien, conocí a grandes compañeros y guardo un gran recuerdo". De aquella época recuerda que fue compañero de piso del ciclista Marino Lejarreta, al que le une una gran amistad desde entonces.

Abandonó la pala y, hace 23 años, retomó el camino del fútbol, esta vez como entrenador del recién surgido equipo femenino del Beti Gazte. "Entonces no tenía ni título ni nada, -señala Zikiro-. Solo había jugado a fútbol y con esa base empecé con el equipo que había fundado el difunto Senosiain". El fútbol femenino comenzaba a andar entonces, pero tras un año en el equipo de Lesaka, que desapareció, recibió la llamada del Añorga, a través de un directivo conocido. "Estuve dos años y ganamos dos Ligas de España. Era un equipazo, prácticamente la selección de Gipuzkoa, con las hermanas de Jose Mari Bakero…". Sacó el título nacional de entrenador entonces.

De vuelta a Bortziriak, donde trabajaba como profesor de gimnasia en la ikastola de Bera, se dio cuenta de que muchas chicas se decantaban por el fútbol. "Creamos un equipo con chicas de Arantza, Lesaka y sobre todo, Bera. Primero fue Bortziriak y luego Gure Txokoa femenino. Comenzamos prácticamente de cero, con chicas muy jóvenes, y ganamos cuatro ligas y una copa de Gipuzkoa, jugamos la liga nacional donde fuimos terceros. Fueron unos años muy bonitos", afirma el lesakarra. En aquel equipo jugaron Miriam Erkizia, que luego ficharía por el Lagunak, "junto a Edurne Telletxea, debutaron son la selección española sub'18", también la presentadora de ETB Estitxu Fernández, aunque la que más lejos ha llegado es Ane Bergara. "Empezó con nosotros siendo una cría, pero se veía que era especial y ha ganado la Superliga con el Espanyol".

El Gure Txokoa femenino desapareció "al hacerse mayores las chicas", comenta Altzugarai. Posteriormente, entrenó 6 años al Mariño de Irun y llegó a recibir una oferta para entrenar el Athletic de Bilbao femenino, que rechazó "porque tenía que vivir en Lezama, dejar el trabajo en la fábrica y en esas categorías, la cosa puede salir bien o mal, o cambia el presidente y te mandan para casa y te quedas sin trabajo. Fue bonito que se acordaran de mí, pero no me animé".

En los últimos años ha pasado a entrenar a chicos en las categorías inferiores del Beti Gazte. "Cogí al equipo alevín hace tres años y han ido creciendo conmigo. El año pasado fuimos campeones de Navarra de Primera Infantil y este año hemos ganado la liga de Gipuzkoa en cadetes y hemos ascendido a División de Honor". Zikiro opina que la principal diferencia entre el fútbol masculino y femenino "es el físico y también, aunque se esté reduciendo, la visión de juego, adelantar lo que va a suceder en la jugada, porque los chicos ven más fútbol".

Pero si hay algo que caracteriza a Altzugarai es su deportividad. En sus 23 años ejerciendo como entrenador no ha visto ninguna tarjeta, ni roja ni amarilla. "No me han sacado ninguna y no creo que lo hagan nunca", afirma. El secreto está en "respetar el trabajo de los árbitros, cuya labor es muy difícil, nunca me he metido con su trabajo". El lesakarra tiene claro que "lo que un árbitro te quita un día te lo puede dar al siguiente y a la larga, si no te metes con ellos y te conocen, tienes una pequeña ventaja".

Opina que ese carácter discreto es positivo también para el equipo, ya que "según cómo sea el entrenador, así es el equipo. Si el entrenador es caliente y protestón, así lo reflejarán los jugadores en el campo. Mis equipos ven muy pocas tarjetas y casi siempre ganan el premio a la deportividad. Este año, los cadetes del Beti Gazte sólo han visto dos tarjetas amarillas y hemos logrado el ascenso".

En estos 23 años, cómo no, ha sido testigo de situaciones injustas y no siempre ha estado de acuerdo con los designios arbitrales. "Entonces siempre se te pasa por la cabeza decirle algo al árbitro, pero me controlo y sigo calladito. No vale la pena protestar". Y es que cree que arbitrar es muy difícil y no se respeta suficientemente a los árbitros, "sobre todo en las categorías inferiores, donde muchos árbitros acuden sin asistentes, tienen que ver el fuera juego, aplicar las nuevas leyes que si participas en la jugada, no participas… es muy difícil, y normalmente para el minuto 1 tienen algún energúmeno que les dice de todo". Opina que en muchos partidos "da hasta pena acudir al campo, no solo cuando hay árbitros federados, incluso cuando está pitando un chaval del pueblo por hacer un favor. Es penoso lo que tienen que escuchar, el ambiente que se crea en las gradas entre los padres, y esa tensión se traslada luego al campo. Hay una competitividad tremenda desde muy pequeños. Eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas".

Siendo él tan callado y discreto, a Zikiro le parece "tremendo" el poder mediático que tienen los entrenadores en la actualidad. En ese sentido lo tiene claro: "Para mí, Guardiola es un buen ejemplo, humildad por encima de todo, los valores que inculca: amistad, respeto… Mourinho es todo lo contrario: orgulloso, todo broncas. Para mí son lo que hay que ser y lo que no hay que ser".