pamplona - El compañerismo y la deportividad fueron protagonistas el domingo en un partido de Segunda Infantil. Un jugador del Amaya tiró fuera a propósito una falta al valorar que no había sido justa. Gran parte de la culpa la tuvieron la entrenadora y el entrenador del conjunto pamplonés, María Ayala y Fermín Donazar, que dieron una lección de juego limpio que sin duda muchos compañeros de profesión deberían aprender.
El suceso ocurrió el pasado domingo en las instalaciones del Berriozar, que se enfrentaba al Amaya en un encuentro de Segunda Infantil. La árbitra que dirigía el encuentro “no estaba muy segura, se notaba que era novel y son situaciones en las que hay que ayudarles”, comentó la entrenadora del Amaya.
La acción tuvo lugar en la segunda parte. “Nosotros perdíamos 7-1, pero la jueza del encuentro se veía que estaba muy nerviosa, pitaba cosas por pitar”, relata María. La técnica y el técnico del Amaya comunicaron en el descanso a sus jugadores que, si veían alguna acción que no era justa, debían comunicárselo a la árbitra.
En el último tramo del encuentro, la jueza señaló una falta a favor del Amaya: “La falta no era, se vio claramente, entonces fue cuando le dijimos al jugador que le comunicara que no había sido. Él nos dijo que después de decírselo, la jueza pitó falta igualmente”. Fue entonces cuando en un gran gesto de deportividad y compañerismo, ambos técnicos le dijeron al joven futbolista que tirara la pelota fuera: “Al final las árbitras y árbitros están aquí igual que nosotros, para aprender. Lo que no hay que hacer es además de ver que la chica lo está pasando mal, gritarle e increparle, como hicieron algunas personas que estaba en la grada”, denuncia Ayala.
La labor de los entrenadores y entrenadoras que se encargan de parte de la educación de los niños es vital y, sin duda, estos dos jóvenes técnicos son un ejemplo a seguir: “Todos los años nos marcamos unos objetivos relacionados con la deportividad y el compañerismo y, si los chavales lo cumplen, obtienen recompensas”, revela María Ayala, sin duda una entrenadora de la que sus jugadores seguro estarán orgullosos. Todo un ejemplo de fair play, compañerismo y honestidad.