Vemos al Leverkusen ganando su primera Bundesliga y nos da la sana envidia de que estas cosas sean aún posibles en algunas grandes ligas europeas, que no en la española, donde todo está atado para que ganen los dos o tres de siempre, porque hay que retroceder 20 años, hasta 2004, para ver a un outsider –fue el Valencia– rompiendo la hegemonía de Barça (11 títulos desde entonces), Real Madrid (6 y camino de la 7ª) y Atlético (2 y gracias). Con los presupuestos tan descompensados, esos tres se miden con otros 17 comparsas, personajes secundarios de las películas de sus hazañas. Aunque, bien mirado, mejor no quejarnos mucho. Porque algo peor que aguantar el eterno duelo Madrid-Barça será vivir en un país de equipo único o casi único: el Bayern había ganado los once últimos títulos de modo consecutivo y el PSG se ha llevado diez de los últimos doce en la Liga francesa. La igualdad, para que haya emoción, ni está ni se la espera.