Gorka Laborda comunicó en Navidad su intención de colgar las botas una vez terminase la temporada. Después de una temporada complicada, el veterano delantero pudo dejar al Izarra en Segunda RFEF tras superar la eliminatoria por la permanencia ante el Formentera y ahora, antes de pensar en un futuro ligado al fútbol, quiere disfrutar.

No sé si le ha dado tiempo a saborear todo lo que vivió el domingo 

–La verdad es que ha pasado todo muy rápido porque pasas de jugarte todo a saber que conseguíamos el objetivo y estábamos salvados. Pasa muy poco tiempo, ha ido muy rápido. Creo que a lo largo de estos días sí que asimilaré más. Ahora mismo siento mucha euforia de la celebración, que fue espectacular cómo salió todo.

Estará aliviado por dejar al Izarra con el objetivo conseguido 

–Ha sido un año muy complicado, hemos estado prácticamente toda la temporada en descenso. Sabíamos que teníamos esa esperanza de poder salir de ahí. Al final, durante la temporada no ha podido ser y hemos conseguido esa plaza de play out que para nosotros era una bala importantísima, pues sabíamos que en una eliminatoria íbamos a tener muchas opciones. Cuando salió Formentera el míster estudió bien al rival e hizo un planteamiento de partido para mí perfecto. La unión del grupo fue clave.

¿Le dio tiempo a pensar que era la última vez?

–La verdad que no, lo único que pensaba era en que saliera bien, en que tuviéramos la suerte de mantener el resultado a favor y de que consiguiéramos la salvación. Sí que ha habido cosas cuando acaba el partido, el ver que acaba todo, pero tampoco me ha dado tiempo. Igual sí que me hubiera gustado haber podido disfrutar de un final más tranquilo, pero ha salido así. Me quedo con que para mí ha sido un final eufórico, la celebración no me esperaba ni nada de lo que hicieron después, el último detalle que tuvieron tanto la plantilla como la afición, y para mí fue muy especial.

Son muchos los momentos que ha vivido... ¿Se acuerda de algún entrenador o compañero que le haya marcado?

–Bueno, compañeros... quizás con los que más temporadas he coincidido. Pero cada año te diría que con la gran mayoría ha estado siempre bien, he aprendido de ellos y creo que por mi parte he intentado que hubiera un vestuario unido, que estuviéramos todos en el mismo barco y he tenido la gran suerte de tener a muy buenos compañeros. Y en cuanto a entrenadores, más de lo mismo. Por mi parte no he tenido ningún problema ni mucho menos con ninguno y, al igual que con los compañeros, he intentado ayudarles en lo que he creído oportuno y en lo que he podido desde mi posición.

Habrá más de un defensa que respirará un poco aliviado... 

–He tenido muy buenos defensas en contra que siempre me lo han puesto muy complicado. Yo a ellos he intentado hacer lo mismo dentro. Al final, por carácter, sí que hemos tenido encontronazos y siempre se queda en el campo. Es parte del juego, del fútbol, de competir y la verdad que muy contento también por esa parte, porque cuando te retiras, aparte de tus compañeros, la gente con la que te has enfrentado tantos años te escribe o están contigo y es otra amistad.

"El fútbol ha sido mi vida y he podido dedicarme a ello y vivirlo también como aficionado"

¿Ha recibido algún mensaje que le haya sorprendido?

–Sí que ha habido varios, sobre todo de jugadores contrarios que igual en mi vida he hablado más que en lo que es en el encuentro con ellos, ¿no? Y han conseguido el teléfono y se han molestado en escribir y la verdad que eso sí que me ha sorprendido muchísimo, más allá de la gente más cercana que te escribe y es más emotivo. Pero sí que en ese aspecto me sorprende que haya rivales que también se acuerden de ti.

¿Qué significa? 

–Creo que significa, o por lo menos lo que yo entiendo o siento al igual que ellos, es respeto por el rival, al igual que el que he podido transmitir yo. Compañerismo también porque, aunque seamos contrarios somos compañeros de fútbol en este caso. 

¿Qué ha sido el fútbol para usted?

–El fútbol... te diría que hasta el día de hoy, y nunca se sabe si lo será en un futuro, es mi vida. Es a lo que me he dedicado desde que era pequeñito hasta que bueno empecé ya más en el fútbol profesional a partir de los 17,18 años y desde entonces ha sido lo que me he dedicado. Ha sido mi vida y he podido dedicarme a ello y vivirlo también como aficionado.

¿Y el Izarra?

–Marco mi etapa como futbolista en dos, una hasta el año del Alavés, que tuve una lesión y tuve que dejar el fútbol dos años. Entonces, dividiría un poco en dos partes: una desde los 18 hasta esos 24, 25 años y luego ya una vez que me vuelvo a reencontrar con el fútbol después de recuperarme después de tanto tiempo, vuelvo a la Mutilvera un año y cuando Alfonso me llama no pensaba ni mucho menos que iba a estar tantos años, pero he estado muy a gusto. Me han puesto las cosas muy fáciles y significa la estabilidad, la etapa más madura y en la que más he podido aprender en muchos aspectos.

Entiendo que, al recuperarse de la lesión, ve el fútbol con otros ojos

–Sí, está claro. Las lesiones son lo peor del fútbol, pero, aunque sé que suena un poco a tópico y es que la verdad, se aprende muchísimo de ellas, de momentos muy complicados. Marcan también tu persona, tu carácter y al final te tu futuro. Siempre intento sacar lo positivo de las cosas y creo que he sacado muchas más cosas positivas que negativas de las lesiones. 

Han sido muchos fines de semana hipotecados por el fútbol. ¿Alguien cercano le ha bromeado con que tiene que devolver todo este tiempo?

–Sí, sí, está claro y también te digo que yo mismo. Tantos años todos los fines de semana ocupados... la gente pensará que es un sólo un partido, pero es mucho más. Ello conlleva que durante la semana tienes que cuidarte, descansar muchísimo, que el fin de semana sólo lo dediques a eso o te cuides para eso. Soy una persona a la que le encanta otros deportes, que es a lo que yo creo que ahora mismo es a lo que voy a dedicar mi gran tiempo, tanto estar con la familia como compartir esos momentos con ellos. Ha llegado el momento y es lo que más voy a saborear ahora.