Hace dos temporadas Imanol Arellano pensó en colgar las botas después de una mala racha y ahora confía en poder devolver a su pueblo a la Segunda RFEF, categoría que perdió el curso pasado. El ‘9’ lideró la goleada de la Mutilvera al Rotxapea con cinco goles (según figura en el acta arbitral). Humilde, el delantero reconoce que no tiene tan claro que el quinto fuera obra suya, sino que entiende que se lo introduce un defensa en un intento de despeje. Igualmente, lo cierto es que, gol arriba, gol abajo, Arellano lidera la tabla de goleadores de Tercera RFEF después de dos jornadas disputadas.
Siete años después, el delantero volvía a vestir la camiseta del conjunto del Valle de Aranguren y sentía de nuevo el calor de su pueblo. Lo hace siendo más maduro y cargado de ilusión. Esa madurez quiere aportar al equipo, además de rendimiento deportivo, es la que quiere aportar en un vestuario que, lejos de tener presión por llevar la etiqueta de favorito, tiene en la veteranía una ventaja para saber jugar con ello.
"Me gustaría devolver a la Mutilvera a Segunda B, que es donde merece estar”
Volviendo al encuentro, es lógico que Arellano sea la figura de la jornada. El de Mutilva reconoce haber hecho el partido más completo. “De Tercera, seguro. Un año metí con el Egüés tres goles, pero no recuerdo haber tenido un partido tan bonito. Pero me quedo con el día que fue, la grada llena por fiestas. Me quitaron en el minuto 70 y ver cómo te aplaude todo el pueblo…”, relata emocionado. Una sensación que, admite, “se disfruta el doble. Justamente cuando ascendimos, que fue mi primer año en Segunda B, fue histórico porque la Mutilvera tampoco había estado en Segunda B pero tuve un final atípico porque me rompí la rodilla en el segundo partido del play off. Siempre me pasan estas cosas, no quiero pensar en el futuro, pero sí que me gustaría devolver a la Mutilvera a Segunda B, que es donde merece estar”.
Es por ello que en el Valle de Aranguren se respira ambición y quieren dotar al equipo de una seña de identidad. “Desde que vino Julen (Romero, el presidente) lo que se quiere hacer es un equipo de casa para que venga la gente del pueblo: los amigos de Adrián Aranguren, los míos, los de Pablo, Martín… que venga toda esa gente que se caracteriza por la afición que tenemos en el Regional. Para el futbolista, quieras o no, es una maravilla que te vengan a ver los amigos, la familia…”, asegura el jugador, que agrega que, en el plano personal, da gusto “poder decir que estás jugando en casa. Ser de uno de los equipos fuertes de la categoría también es un reto. Es ilusionante, por así decirlo”.
"Ser de uno de los equipos fuertes de la categoría también es un reto. Es ilusionante"
La vuelta a casa de Imanol Arellano era algo que barruntaba en la cabeza el propio futbolista, y una circunstancia que pudo haberse dado antes. “Hace dos años me llamó Julen. Por a o por b desde que me fui no ha surgido la opción de volver. Hace dos años me lo pensé porque estaba jugando en la misma categoría y al mismo nivel que ellos. Le dije que pasara lo que pasara, este año me gustaría volver. No esperaba una llamada de Garrido, pero sí estaba en mi cabeza llamarles yo. No sé si será mi último año, pero me gustaría retirarme en casa”, desvela el ariete, que considera que eso sería “cerrar el círculo. La Mutilvera es el club que me ha visto crecer, el club con el que he conseguido mis mayores retos. Sería cerrar el círculo. La gente del pueblo me ha dado mucho en la grada”.
En siete años, el Imanol que se fue al que ha vuelto era una persona completamente “diferente”. Pasa “de ser joven e inexperto, a ser una persona veterana, con una madurez y buena experiencia, con muchas ganas de aportar, ya no solamente a nivel futbolístico, que creo que lo voy a hacer, sino a nivel de vestuario. El otro día de hecho me vacilaba Pablo Lizarraga. Me decía ‘libreta, boli y a disfrutar’. He tenido la suerte de tener muy buenos ‘profesores’ y ahora me toca ese rol a mí. Cuando tienes gente con ganas como Pablo y Marcos, aunque no he tratado mucho con él todavía, es una maravilla”.
La Mutilvera es, en una palabra, “casa. Es cierto que he tenido la suerte de estar en buenos vestuarios, como Sarriguren, pero Mutilva tiene algo especial que es ir a entrenar andando. Algo que me marca mucho, y se me pone la piel de gallina, es que mi padre me viniera a ver entrenar siempre. En Sarriguren no tenía esa suerte, y en Mutilva sí. Levanto la cabeza y lo veo en la grada con la perra, o al fondo en la valla, y eso siempre me ha gustado mogollón. Mi padre ha venido a verme a Soria, ha venido a verme una fase de ascenso a Yecla… si no es por él, yo no juego a fútbol. Pero desde hace tiempo, además”, se abre Arellano.
A nivel personal el delantero no se plantea otra cosa que no sea hacer una buena campaña completa. “En la Mutilvera hice un buen año y me rompí la rodilla. Con el Egüés el peroné. Creo que nunca he terminado de cerrar una buena temporada y no sé si es esa ambición de poder decir que he podido cerrar una etapa que se me queda todos los años abierta. Llevo jugando a fútbol desde que tengo cuatro años, y aunque en mi cabeza está la idea de dejarlo, también tengo miedo de dejarlo y arrepentirme. Cada año te cuesta más ir a entrenar, pero llega el entrenamiento y disfrutas. Y pasan cosas como la de este fin de semana. Y eso son experiencias chulas, aunque hay más experiencias malas que buenas, pero las buenas esconden todo lo malo. Creo que es más a nivel personal, de poder cerrar una campaña entera disfrutando”, cuenta.
Sin embargo, a nivel deportegrupal, Arellano reconoce que “somos un equipo grande, y tenemos que demostrarlo. A nivel personal nunca me ha gustado ese protagonismo. Luego no ganas y te miran como decepción. Nunca me ha gustado. Creo que Garrido ha hecho bien en incidir en ese aspecto. Tenemos la suerte de ser un equipo con experiencia y creo que eso no nos va a afectar. Los veteranos tenemos las mismas ganas que los jóvenes y eso nos va a hacer estar arriba. Vamos a pelear por hacer algo grande este año”.
Por último, y preguntado si se llevó el balón del partido, el delantero bromea y desvela entre risas que “me quitaron en el 70. Cuando salí saludé a todo el banquillo y cuando me iba estaba en el túnel un viejo compañero como es Santano que me llevo muy bien con él y lo vi un poco triste. Antes de que acabara el partido me fui a la ducha. Cuando acabó el partido, Pablo vino a darme el balón y no sabía dónde estaba. Entró al vestuario contándome que me había buscado para darme el balón y Tomás, el delegado de campo me dijo que me iban a dar uno de los viejos. Me lo voy a llevar firmado, voy a pasar por todo el vestuario”.