En las últimas semanas, miles de personas han llenado las calles de los más de 70 municipios de la Comunidad Valenciana que se han visto afectados por la DANA que sacudió la comunidad el pasado 29 de octubre. Palas en mano, los voluntarios llevan días sin descanso tratando de limpiar las zonas cuanto antes. Es el caso, entre otros, del centrocampista del Bidezarra, Álvaro Pardos, cambió la pasada semana las botas de fútbol por las de goma para ayudar en labores de limpieza de Paiporta, uno de los escenarios que han quedado devastados por las inundaciones. Con él, emprendieron el viaje Javier Hernández, Javier Lezaun, y Héctor Hernández.

“Salimos el domingo a la noche, hicimos noche en Corella para quitarnos una hora de viaje. El lunes (día 11 de noviembre) salimos a las 4.30 horas y estuvimos hasta el miércoles”, comienza relatando el centrocampista, desvelando que los jugadores se perdieron entrenamientos, pero los clubes entendieron la situación. “El primer día, que estuvimos en Catarroja, después de ver las imágenes en internet y en las noticias, pensaba que nos íbamos a encontrar algo peor que lo que vimos. La realidad era que las calles estaban bastante limpias dentro de que tenían bastante barro porque el fin de semana había ido bastante gente a ayudar. Bares y garajes en los que nos dejaban entrar limpiamos barro. El segundo día fuimos a Paiporta y ahí sí que había barro en las calles que te llegaba por el tobillo. Estuvimos con militares, policías y bomberos sacando fango. Había coches sepultados, llenos de barro, y eso impactó, como la gente que estaba ayudando. Hablando con gente de allí nos dijeron que eso había sido una masacre y una brutalidad”, describe.

Imagen de una casa derrumbada. Cedida

Antes de emprender su marcha, los jóvenes se informaron: “sabíamos que iba a estar muy mal la situación. Yo dudaba en que íbamos a llegar y tendríamos que ver dónde podíamos ir a ayudar. Pero, para empezar, muchos te guían y te dicen dónde ayudar. O, sino, tienes que ser un poco sinvergüenza y preguntar casa por casa si necesitaban ayuda o material, porque llevábamos materiales de limpieza. También preguntamos a las autoridades a ver dónde podíamos echar una mano. Acabamos en Paiporta con los bomberos limpiando un garaje y a la tarde quitando lodo con los de desciegues en una alcantarilla”.

“Estar ahí hace que valores las pequeñas cosas y te reconforta; ayudas en lo que puedes sin esperar nada"

Álvaro Pardos - Jugador del Bidezarra

Después de varios días de vuelta en casa, Pardos reconoce que “lo que más me ha impactado es lo que te contaba la gente de las experiencias que han vivido. Las imágenes, al final, las vemos por internet, pero hablar con la gente, que te cuenten lo que han sufrido, que te cuenten hasta qué punto, por aferrarte en la vida, están en un coche tres días esperando a que te rescaten... Nos contaron que una persona aguantó cuatro horas en un coche respirando en un trocito de espacio que no se había inundado, y alguna experiencia con la que te das cuenta de que eres un afortunado porque allá la gente ha perdido todo: sus coches, sus casas y hasta sus familiares, y eso es lo que más te impacta”, y que ahora, una vez vivida la experiencia, “valoras las pequeñas cosas. Estar ahí trabajando te reconforta por haber ayudado. Tú lo haces porque te apetece, no recibes nada a cambio. La experiencia es positiva, algo para toda la vida”.

El olor, un gran obstáculo

“Es lo primero que te llama la atención. Te llega de golpe. Cuando pasaba el tiempo, te ibas acostumbrando. Mucha gente nos recomendaba llevar mascarillas, guantes para intentar mantener la higiene. Nos poníamos doble capa e, incluso usábamos bastante el gel hidroalcohólico”, relata Javier Lezaun, futbolista del Txantrea, que desvela que dio un paso al frente para ir de voluntario cuando “mi hermano fue, y a mí se me quedó la cosa de no haber podido ir”.

Cubos de agua en la plaza principal de Paiporta. Cedida

“El olor es lo primero que te llama la atención. Te entra de golpe, luego te acabas acostumbrando"

Javier Lezaun - Jugador del Txantrea

Así las cosas, los cuatro se pusieron a cargar la furgoneta. “De aquí llevamos material. Mi hermano nos dijo qué era lo que hacía falta. Estuvimos comprando y una empresa nos cedió material y me gustaría agradecérselo. Repartimos comida, productos, los dejamos por distintos puestos en los que había gente que se encargaba de repartir. Íbamos con la idea de hacer trabajo físico, que no todo el mundo puede. En Catarroja una señora nos pidió ayuda para subir a su casa todos los muebles”, comenta el jugador, que cuenta la anécdota que vivieron mientras recogían el material. “Cuando estábamos cargando el material en el coche, una persona que estaba paseando al perro nos preguntó si íbamos para Valencia y al decirle que sí nos sacó el dinero que tenía encima para que pudiéramos apoyar a la causa”, agrega, antes de caracterizar el rostro de la gente. “Estaban en shock. Cuando fuimos ya habían pasado dos semanas, pero es gente que de la noche a la mañana lo ha perdido todo. Podemos ayudar escuchándoles, porque ellos necesitan que se les escuche”, dice. 

En furgoneta, coche y a pie

Ander Nocedal y Gaizka Frantxez, con un vecino en Latorre. Cedida

Los trabajos de limpieza comienzan desde que se amanece y finalizan una vez comienza a anochecer para aprovechar la luz del día. A las zonas afectadas no es sencillo acudir. “Nosotros tuvimos que andar una hora después de coger veinte minutos un taxi a las afueras de Valencia”, reconoce Íñigo Echeverría, segundo entrenador del Bidezarra, que fue acompañado por el preparador físico, Ignacio Lazkoz. “Al tener familia y amigos, que por suerte no han tenido ninguna desgracia mayor, te pilla más de cerca”, desliza.

Ambos se desplazaron a Benetusser, cerca del canal del Turia. “Nos íbamos a desplazar más al sur, pero tal y como estaban las cosas, decidimos ir a un colegio que me comentó un amigo que necesitaban mucha ayuda. Estuvimos en el Villar Palasí, dándole a la pala, ayudando en todo lo posible. Satisfechos por el trabajo de haberte ido dejando un colegio limpio”, se sincera Echeverría. Preguntado por el estado de ánimo de la gente, apunta que “principalmente te nutres de las imágenes que puedes ver en redes sociales, de amigos o familiares que te mandan, pero al llegar ahí eres consciente de dónde estás y no te fijas en muchos detalles cuando vas a hacer limpieza. En el parón para comer, sí que eres más consciente de cómo estaba todo ello. Era un ambiente de guerra, de destrozo total. Se necesitaba mucha ayuda y, a pesar de toda la gente que ha ido a echar una mano, aún queda bastante tiempo para que toda la zona vuelva a la normalidad”.

El segundo entrenador del Bidezarra cuenta que “lo que más me impactó fue, sinceramente, la altura del agua en las paredes. Benetusser es una zona que en teoría el agua va bajando de nivel y en ese colegio el agua llegaba al ombligo. Menos mal que no había nadie porque la desgracia podría haber sido mayor”.

En furgoneta se desplazaron los jugadores del Beti Onak, Ander Nocedal y Gaizka Frantxez. “Desde el primer día que vimos las noticias en la tele, vimos tantas cosas en la tele que podían ser tanto verdad como mentira, y queríamos descubrirlo por nosotros mismos”, desvela el primero, que agrega que “desde que llegas ves que está todo fatal. Los ríos y descampados están llenos de coches y de basura.Luego, al llegar al pueblo, ves todo lo que hay”. 

“A los vecinos se les nota que están mal, cansados.Vas a ayudarles y te lo agradecen con toda su alma"

Ander Nocedal - Jugador del Beti Onak

Ellos aparcaron la furgoneta en las afueras para molestar lo menos posible y cuentan que “lo de la coordinación es a medias. Queríamos ir por nuestra cuenta, porque las organizaciones te mandan a donde ellos quieren. Al llegar, vimos a un grupo de voluntarios limpiando garajes y nos unimos a ellos”. Comenzaron a echar un cable desde el domingo por la mañana y ayer a la tarde volvieron a Pamplona.

“Lo ves en la tele y ves que es grave, pero en persona... te quedas chafado. Impresiona mogollón”, describe Nocedal, que siguieron la información “vía Instagram de gente famosa que te guiaban y te daban información. Seguimos la información y al llegar a Latorre se te acercaban los coordinadores y te daban material para limpiar”. El delantero, por su parte, cuenta que “en Latorre, que estaba mejor que otras zonas, te dejaban entrar por donde quisieras, te coordinaban los vecinos”, que estaban “bastante quemados con cómo se ha gestionado todo”.

“En Latorre, que estaba mejor que otras zonas, te dejaban ir por donde quisieras"

Gaizka Frantxez - Jugador del Beti Onak

Nocedal termina simbolizando el sentir de una gente a quienes “se les nota que están mal. Vas a ayudarles y te lo agradecen con toda su alma. Se les ve cansados, tristes... animados desde luego que no”. “Cuando hablas con los vecinos, cada uno tiene su historia. Se han librado de una manera... han salvado su vida. Parece una zona de guerra, una locura”, comenta, antes de finalizar destacando la unión entre todos los voluntarios, que describe como “una familia”.