Mínima ventaja blanca

El Real Madrid se impuso por la mínima ante el Atlético en la ida de los octavos de la Liga de Campeones, en un derbi algo gris de los de Ancelotti, pero que decidió el talento en la segunda parte de Brahim Díaz, para deshacer el empate previo con los tantos de Rodrygo Goes, para los blancos, y Julián Álvarez, para los rojiblancos.

El derbi de Champions fue de más a menos y con un guion muy parecido al que se vivió, también en el Bernabéu, en LaLiga. Muy tosco, sin apenas huecos para los delanteros, y en el que solo tres golazos dieron brillo al partido. No fue el día de Mbappé y Vinícius –entre los dos sumaron más de 20 pérdidas– ni ni Antoine Griezmann fue diferencial para su equipo.

Primero golpeó Rodrygo Goes con un disparo tenso con la izquierda tras un envío delicioso de Valverde, pero Julián Álvarez, como en la Liga, también quiso participar en esa nómina de golazos e igualó antes del descanso inventándose un disparo al palo largo imposible para Courtois.

En la segunda mitad, muy poco fútbol, con un Real Madrid sin tensión, pero el Atleti pagó su indolencia aún siendo mejor. Un Brahim muy entonado y en su salsa, en una jugada de videojuego, puso el definitivo 2-1. El marcador da algo de ventaja a los de Ancelotti, que deberán defender su renta en una plaza que no se les da demasiado bien, mientras que los rojiblancos deberán remontar para no caer en octavos por primera vez desde hace cuatro años.

En los minutos previos al pitido inicial ya se respiraba ambiente de partido grande, con las dos aficiones apretando desde la grada. Volvía el derbi a la Champions ocho años después, la ocasión lo merecía. Pero parece que la madridista dio ese plus a su equipo en el inicio, porque los pupilos de Ancelotti solo necesitaron 4 minutos para adelantarse en el marcador con una gran jugada por la derecha: Valverde asistió a la carrera de Rodrygo, a la espalda de Javi Galán, y el brasileño definió al palo largo con la izquierda tras recortar dentro del área. El primer golpe del primer asalto lo asestaba el vigente campeón, que pudo incluso rematar a un Atlético al que el gol dejó muy tocado. El Real Madrid entró en modo arrollador, muy cómodo en el campo y cumpliendo su plan.

Mientras, los de Simeone intentaban organizarse y encontraban únicamente las cabalgadas de Giuliano por la derecha, aunque sin probar a Courtois. En uno de esos contragolpes, el Atleti rozó el empate, pero Samu Lino no llegó a rematar el pase de la muerte del hijo del Cholo.

El arañazo de Julián Álvarez

Eran los peores minutos del Real Madrid, y los rojiblancos lo aprovecharon. Poco a poco fueron hundiendo a los blancos y, en una jugada que parecía que no iba a ningún sitio, Julián Álvarez, poco encimado por Camavinga, se inventó un disparo precioso con comba imposible para Courtois. Como en Liga, la Araña picaba de nuevo y ponía el 1-1 en el marcador.

Tras una primera parte en la que el Atlético terminó mejor, los rojiblancos propusieron mucho más en el inicio de la segunda mitad. Pero parecía que el Real Madrid solo estaba agazapado esperando el momento justo, hasta que apareció el talento de Brahim. El hispanomarroquí se sacó de la chistera un par de regates de play station dentro del área para definir raso al palo largo ante la estatua Oblak.

Con el viento a favor, Ancelotti metió a Modric buscando control, pero ya no hubo mucho más fútbol. El Real Madrid no sufrió, e incluso puso sentenciar, y el Atleti optó por minimizar daños, para llegar con vida al partido de vuelta en su feudo.