Entre 2023 y 2024 Rodri Hernández adquirió otra dimensión. Exjugador de Villarreal y Atlético de Madrid, recaló en el Manchester City en 2019 a cambio de 70 millones de euros, pero fue con la consecución de la Champions League en 2023, la primera del club cityzen, cuando se consagró como uno de los mejores centrocampistas del planeta. Un gol suyo decantó la final del torneo más prestigioso a nivel de clubes y fue nombrado mejor jugador de la edición. Rodri era mucho más que la extensión de Pep Guardiola sobre el terreno de juego. Era el gobernador del juego, un tipo capaz de generar dominio en un deporte colectivo.

Un año después, Rodri fue nombrado mejor jugador de una Eurocopa que ganó España. Su nombre se reafirmaba entre los más destacados del fútbol internacional, hasta el punto de que poco después recibiría el Balón de Oro, la mayor distinción individual, convirtiéndose así en el segundo jugador español en conseguir semejante distinción tras Luis Suárez, que lo obtuvo en 1960. Era un reconocimiento histórico a los organizadores, a esos tipos que llevan la manija de los tiempos sobre el césped, aunque siempre relegados por el gol. Rodri representaba la democratización: cualquier jugador de cualquier posición puede ser el próximo Balón de Oro. “No soy consciente al 100% de lo que significa, creo que lo seré cuando me retire. Es una cosa con la que nunca soñé, pero cuando te pones metas a corto plazo y trabajas y eres consistente, sumado a talento y más cosas, puedes llegar a lo más alto”, expresó.

Rodri besa el trofeo tras ser proclamado Balón de Oro en 2024. Europa Press

Rodri acudió a la ceremonia de entrega del trofeo en muletas. Un cojo en París. Su retahíla de desgracias había comenzado poco antes para dilatarse de manera preocupante en el tiempo. El jugador de Villanueva de la Cañada, un municipio madrileño de apenas 23.000 habitantes, recibió el galardón el 28 de octubre de 2024. Apenas un mes antes, el 22 de septiembre durante un encuentro frente al Arsenal, Rodri cayó lesionado. Se fracturó el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. El parte médico también arrojaba una afectación de menisco. Adiós a la temporada. Le tocaba armarse de ánimo, voluntad y paciencia.

“Es un proceso duro, es largo y aburrido; sobre todo, los primeros meses, en los que no he podido apoyar y los ejercicios son más aburridos, no puedes hacer tantos, no puedes cargar peso en la pierna…”, explicó en unas declaraciones emitidas por la Federación Española de Fútbol. “Una vez empiezas a caminar va siendo más ameno, más divertido; introduces actividades como montar en bici, andar, nadar… Se hace más ameno, pero sí, al principio es más rollo”, relató.

Lejos de dejarse llevar por la frustración o la desesperación, ante la dificultad se abrazó a la fe. “Soy una persona que enfrenta las cosas como vienen. Siempre he estado agradecido de lo que me ha dado Dios, de lo que voy haciendo en mi carrera y sé que las lesiones forman parte del proceso”, proclamó. Ante sí se presentaba un nuevo reto: “Mi principal objetivo es recuperarme bien físicamente, volver, o darme la opción de poder volver al nivel en el que estaba”.

La recaída

Rodri regresó a la acción en la penúltima jornada de la pasada Premier League, ante el Bournemouth. Llegaba a tiempo para comparecer en la primera edición del Mundial de Clubes, donde el City aparecía entre los favoritos tratando de enmascarar una mala campaña. Comenzó a sumar minutos, pero en los octavos de final del torneo, cuando los de Guardiola cayeron eliminados ante el Al-Hilal, el centrocampista sufrió una recaída. 

El verano le concedió cierto margen. La nueva temporada arrancó y en la segunda jornada disfrutó de sus primeros minutos, ante el Tottenham, el pasado 23 de agosto. Los problemas físicos parecían cosa del pasado. Su último partido completo databa del 18 de septiembre de 2024, pero frente al Brighton –31 de agosto de 2025– y el Arsenal –este coincidiendo casi un año después de la lesión– disputó todos los minutos. Parecía que Rodri tenía motivos para volver a sonreír. Pero lo cierto es que sufría de puertas adentro. En silencio.

Pep Guardiola da instrucciones a Rodri durante un partido del Manchester City. Europa Press

"No soy capaz de jugar"

Las alarmas volvieron a sonar en el Etihad Stadium hace apenas una semana, cuando Guardiola reveló en rueda de prensa las palabras de Rodri durante un entrenamiento: “No soy capaz de jugar, tengo mucho dolor en la rodilla, no puedo jugar”. La articulación dañada se rebelaba de nuevo. Y en esta última jornada los presagios se tornaron realidad. Ante el Brentford, fue sustituido por lesión. Abandonó el campo entre lágrimas, hijo de la desolación. 

Guardiola y Luis de la Fuente perdían así a esa pieza que ambos catalogan de “irreemplazable”. “Es muscular, así que serán dos o tres semanas de baja”, adelantó el técnico del City. Por de pronto, Rodri se ha caído de la convocatoria de la selección española para los partidos ante Georgia y Bulgaria, clasificatorios para la Copa del Mundo. Prosigue su lucha contra los problemas físicos que le han condenado. La temporada pasada participó en ocho partidos con el City (336 minutos), solo uno al completo. Este curso sumaba seis encuentros (392 minutos), dos de ellos enteros. En resumen, a nivel de clubes ha disputado los minutos equivalentes a ocho partidos completos desde el fatal 22 de septiembre de 2024. Con España ha jugado 45 minutos en dos citas.

Ejemplo de las víctimas por la saturación del calendario 

Rodri, de 29 años, vuelve a afrontar el desafío de recuperar la forma física tratando de alcanzar el nivel que le condujo a ser ese pilar insustituible que dominó el fútbol. Ello sin sucumbir a la presión deportiva y mediática, ni a los precipitados plazos de recuperación instigados por un calendario extenuante. El propio Rodri ya expresó su preocupación por la presión excesiva que se ejerce sobre el rendimiento y la salud. FIFPro, el sindicato global de futbolistas, puso a Rodri como ejemplo de jugador víctima de la saturación de partidos en el fútbol. El caso es que Rodri no levanta cabeza. Vive un calvario que pone sospechas sobre su futuro.