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Silbidos

Evitando complicaciones

Evitando complicacionesARCHIVO

Una de las razones en las que se fundamenta la importancia del fútbol y su difusión universal es la aparente simplicidad de su reglamentación. Por eso todo lo que contribuya a hacer más sencilla y comprensible su normativa debe ser bienvenido.

Claro ejemplo de lo anteriormente escrito es la evolución en lo referente al lanzamiento del tiro penal. Hasta hace bien poco las Reglas de Juego reflejaban una casuística ciertamente farragosa sobre las incidencias que podían darse y las decisiones que debía tomar el árbitro, se referían a las invasiones del área por parte de atacantes, defensores o ambos a la vez y las soluciones reglamentarias iban desde la concesión del gol hasta su repetición, el saque de meta e incluso la sanción de un tiro libre indirecto en el lugar de la invasión.

Tal era la amplitud de las posible situaciones difíciles de apreciar y sus soluciones arbitrales que excedían claramente a la capacidad mental mía, desde luego, y me temo que también de mis compañeros, en un momento tan tenso como es el lanzamiento de penal, así que cerrábamos los ojos y aceptábamos bastantes irregularidades.

International Board simplificó notablemente la norma para la temporada pasada, 2024-25, reduciendo el ámbito de las decisiones a cuando el invasor del área intervenía activamente en la jugada, por ejemplo aprovechando un rechace del portero o los palos de la portería. Y en esta situación estamos.

En la actualidad no se tomará ninguna medida contra el jugador que se adelanta a entrar en el área si con ello no obtiene ventaja alguna. Del mismo modo tampoco se tomarán medida contra un portero que abandone su posición antes de tiempo cuando no influye en el lanzador.

Es prácticamente seguro que esta normativa tendrá, muy próximamente, una modificación que la simplificará al máximo y consistirá en aislar el lanzamiento del resto del juego, así cuando se ejecute un penal se podrán dar sólo dos situaciones: que el balón entre a gol o que no lo haga (porque sea lanzado fuera o porque sea detenido o rechazado por el portero o rebote en los postes). En el primer caso se concederá el gol y punto, en el segundo caso se reanudará siempre con un saque de meta.

Y en esto último consistirá el cambio fundamental, se acaba con cualquier posibilidad de rematar un rechace con lo que se evita todo el nerviosismo que se da entre jugadores al borde del área. El equipo arbitral sólo se ocupará de que el lanzador no cometa infracción, por ejemplo la famosa paradiña y de que el portero no se adelante antes de tiempo influyendo en la jugada.

Sea bienvenida la futura simplificación, aunque no os quepa duda de que entre todos buscaremos el modo de volver a complicarla. Así somos.

*Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol.