Riesgos muy cercanos en los campos de fútbol

En el viejo Ruiz de Alda, ahora flamante Larrabide, a poco más de un palmo de la pista de balonmano había unas espalderas que raro era el jugador que no se había comido alguna vez con los morros o la espalda. Y lo mismo puede decirse de las paredes de esos frontones que, a falta de tanta pista cubierta que hay ahora, se usaban para jugar a balonmano, baloncesto, etcétera. Eran riesgos muy cercanos que parecían de otra época... hasta que un juvenil del Huarte y un cadete del Amigó se lesionan de gravedad contra sendas vallas cercanas a dos campos de fútbol. Motivo serio de reflexión para este deporte –especialmente, para los propietarios de los campos, en su mayoría ayuntamientos– y de búsqueda de soluciones. Que a veces no será fácil y a veces no será barato, pero que en muchos campos no se puede dejar como está, porque esas dos desgracias pueden ser el aviso de alguna auténtica tragedia.