El librito de las Reglas de Juego incluye, además de las 17 reglas propiamente dichas, unos anexos entre los que encontraremos un glosario y dentro de él, por orden alfabético, un listado de términos futbolísticos. Pues bien, leyéndolo encontraremos el término “tiro libre rápido”, y nos dice que es el tiro que se ejecuta justo después de detenerse el juego.

No es nada nuevo, todos sabemos que cuando el árbitro sanciona una falta el equipo que la ha sufrido puede decidir ejecutarla inmediatamente y los jugadores del equipo infractor están obligados a no entorpecer ese saque.

Seguramente también sabemos que cuando el árbitro va a incluir en esa detención una sanción disciplinaria, tarjeta amarilla o roja, no se podrá lanzar el tiro correspondiente hasta que se enseñe la cartulina y se proceda a anotarla en la libretita del colegiado, a veces con cierto detenimiento. Y esto es así casi siempre, ósea que también esta norma tiene su excepción y a ella vamos.

Cuando se produce una falta merecedora de una tarjeta amarilla o roja cabe la posibilidad de que el jugador del equipo que ha sufrido la falta pueda ejecutar inmediatamente el tiro sin esperar a que el árbitro la enseñe y la anote si se cumplen dos condiciones: 1. Que disponga de una ocasión clara de gol, 2. Que el árbitro no haya iniciado el procedimiento de sacar la tarjeta. En este caso se enseñará la correspondiente sanción una vez finalice esa jugada.

Profundizando en esta norma que encontraremos en la regla 12, apartado 4, veremos que en caso de que la sanción venga motivada por cortar una ocasión clara dºe gol, que conllevaría expulsión, al producirse ese saque rápido se aplicará una “rebaja” y una vez finalizada la jugada se enseñará sólo tarjeta amarilla independientemente de que la ocasión de gol se haya concretado o no.

Reflexionando sobre esta norma encontramos la curiosidad de que si a un delantero le hacen una falta que corta una ocasión manifiesta de gol pero él ve que aún dispone de una clara ocasión de marcar se verá en la disyuntiva de “perdonar” a su adversario la expulsión para intentar conseguir el gol. Duda casi metafísica y con escasísimo tiempo para decidir.

Los entrenadores harían bien en tener prevista esta situación y automatizarla con sus atacantes, entiendo que no es lo mismo con el marcador a favor que en contra y al comienzo del partido que a su final elegir entre una expulsión del equipo contrario y una clara ocasión de gol.

*Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol.