Patxi Bisquert ha querido homenajear en su ópera prima, Ombuaren itzala, a su paisano de Zizurkil, el gran poeta y bertsolari Pello María Otaño, en una producción que ensalza el arte, pero también habla del exilio.
Es un digno homenaje a Pello Mari Otaño. ¿Qué despertó su deseo de querer traer a la memoria su historia?
El motivo principal para querer hacer un biopic sobre Pello Mari Otaño es que considero que es un gran autor de nuestras letras y sin embargo está en el olvido más absoluto. De eso me di cuenta yo en el año 2010, cuando se celebró el primer centenario de su muerte y quitando en su pueblo natal, en Zizurkil, donde se hizo un pequeño homenaje y un pequeño reconocimiento, en el resto del país no se hizo absolutamente nada. Eso me genera inquietud, que el referente cultural probablemente más importante que tuvieron las letras vascas en el último cuarto del siglo XIX y la primera década del XX esté en el olvido más absoluto. Entonces, recuperar esa vida y esa obra para las nuevas generaciones ha sido de alguna forma el leitmotiv para que yo emprendiera esa aventura.
Hasta este biopic podemos decir entonces que era una figura reconocida porque su aportación es innegable, pero desconocida al mismo tiempo.
Sí, porque quitando los círculos muy reducidos de gente del mundo del bertsolarismo o de la cultura vasca más dentro de estos lares, para el gran público es un autor completamente desconocido. Su figura ni siquiera ha sido utilizada en libros de texto, en ikastolas... Por lo tanto, fue un gran referente cultural de este pueblo, probablemente el más importante, y sin embargo es un desconocido para la gran mayoría de las vascas y vascos.
O sea que no podía haber elegido mejor tema para su ópera prima. Ha estado además muy bien acompañado en esta aventura. Ikastolas, ayuntamientos... se han unido para aportar su granito de arena. ¿Sin ellos esto no habría sido posible?
Desde luego que no. El soporte económico fundamental para hacer esta película han sido los auzolankides, eso ha sido gracias a ellos, gracias a las miles y miles de personas que han comprado una entrada anticipada para poder financiar la película, los ayuntamientos que han colaborado, las asociaciones culturales, los medios de comunicación que nos habéis dado apoyo y cobertura mediática... Sin todo esto, este proyecto estaba abocado al fracaso, y sin embargo lo hemos hecho posible entre todos, en auzolan, como me gusta hacer las cosas.
Sin estos apoyos tal vez tampoco podrían haberse acercado hasta Argentina, porque estamos ante una película viajera. El rodaje ha tenido lugar en Argentina, Gipuzkoa, Navarra... Y es que, además de ser una oda a la cultura, también es un homenaje a aquellas personas que tuvieron que marchar.
Sí, a través de los bertsos de Otaño, además, esta película recoge eso, esa nostalgia del migrante. Igual que Otaño sentía el ombú tan cercano porque le recordaba al nogal que había en la puerta de su caserío, para todos aquellos migrantes -que han sido muchísimos, y más en ese periodo- es un canto también, un reconocimiento a toda la gente que tuvo que dejar aquí su casa, su lugar de nacimiento, su familia, y marcharse a la diáspora a buscarse la vida.
"Otaño sentía el ombú tan cercano porque le recordaba al nogal que había frente a su caserío"
Entre estos cantos, que son muchos, ¿hay algún bertso que nos recomiende recordar antes de ir a ver la película?
Hay muchos, porque es verdad que Otaño, además de un gran poeta, era moderno, innovador, fue todo un pionero a la hora de crear nuevas expresiones y estilos. Hay un poema que él está delirando en la cama, con fiebre, y está recordando como en sueños un poema en el que todas las palabras empiezan por la letra B y todas las rimas de esa composición acaban en Z. Es un hallazgo literario de primer nivel, de un hombre que domina la literatura como nadie.
Nos han hecho viajar en el tiempo, pero también están viajando con las presentaciones. ¿Se imaginaba que iba a ser una gira tan intensa?
Yo sí preveía que si conseguíamos hacer la película era mi obligación acudir a todos los sitios donde hemos hecho presentación del auzolan y hemos encontrado gente que nos apoye. Eso era condición sine qua non. Y esa es la fase en la que estoy ahora. Los primeros son los auzolankides. De hecho, la película no es de Eguzki Art Zinema, les pertenece a todos ellos.
Si Pello Mari Otaño pudiera ver la película, ¿qué cree que le diría?
Creo que estaría contento con el resultado, porque el reflejo de su vida y de su obra lo noto en los espectadores, viéndoles las caras, lo quietitos que están durante la presentación... En el debate también ves las caras de los espectadores y te lo dicen todo: a algunos todavía les lloran los ojos de la emoción, porque han llorado, y otros se nota que están como encogidos de emoción. Viendo eso, yo creo que ese mismo contagio se le produciría a Otaño.
Como director le hemos visto en su salsa, pero ¿qué hay de su papel como actor? Estoy segura de que muchos le seguirán llamando Tasio por la calle.
Evidentemente, sobre todo en la zona en la que vivo, que está muy cerca de donde nació Tasio. Pero bueno, sigo haciendo cine. Hace poco estuve rodando en Bizkaia una película de Igor Legarreta, en Ombuaren Itzala también hago un pequeño cameo como actor... Seguimos también trabajando como actor cuando alguien me reclama o yo veo la necesidad, como en esta película.