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Reformas: de viejuno y oscuro a un piso de 87 m2 “con efecto y estilo wow”

Tras una reforma integral, este piso ha sufrido un cambio espectacular. Con solo 87 metros cuadrados, los propietarios buscaban huir del minimalismo y apostar por muebles recuperados y una decoración atrevida y personal

En imágenes: Reformas: de viejuno y oscuro a un piso de estilo “con efecto wow”Elisa Jimeno

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Las tendencias en decoración nos han acostumbrado a pisos en tonos neutros –blanco, grises, arenas– y de estética minimalista. Es cierto que aportan serenidad y paz mental, pero también pueden resultar muy poco personales. Por eso, cuando descubrimos reformas como esta desarrollada en Zaragoza por la interiorista Rosa Lahoz, del estudio Lapopie, vemos el poder que puede tener una decoración llena de color, con muebles que buscan protagonismo y con una personalidad muy marcada. “Los propietarios huían del minimalismo y de proyectos muy de catálogo. Buscaban algo especial, con mucha personalidad”, explica la interiorista y diseñadora. La pareja, de mediana edad y sin hijos, ha vivido en varios países y también querían que esto se reflejara en las distintas estancias, de ahí los toques étnicos, orientales e ingleses en diferentes elementos.

Tras el resultado, Rosa Lahoz define la transformación “de brutal, de efecto wow”, porque ha pasado de ser un piso viejuno y oscuro, a otro de estancias amplias y luminosas, con un estilo claramente ecléctico-maximalista y de concepto abierto. Así, la mezcla de piezas, estilos y colores marca la diferencia y se convierte en una lección magistral. 

El salón, presidido por una original chimenea.

En lo primero que se fijó la interiorista cuando entró por primera vez en este piso, fue que, aparte de estar excesivamente compartimentado, con paredes torcidas y agrietadas, era muy oscuro, ya que la entrada de luz procedía únicamente de la fachada y de la galería posterior. Conseguir la máxima luz natural se convirtió en el principal objetivo.

Tras tirar tabiques, anular el pasillo, y jugar con cerramientos de cristal y celosías, el piso mantiene su esencia de los años 60-70 pero con una estética completamente renovada. La clave ha sido decorarlo con piezas exclusivas estilo mid-century, alternadas con otras artesanales más rústicas, siendo el 90% de los muebles recuperados.

El concepto abierto debía marcar el planteamiento del proyecto, teniendo en cuenta que la parte central del piso era ciego, sin ventanas. El acceso directo es a la zona de día –compuesta de salón, comedor y cocina–, y para separar la zona de noche se ha optado por un cerramiento acristalado.

Zona de lectura.

El salón

Amplio y luminoso, se divide en dos ambientes, zona de lectura y zona de televisión con chimenea, que quedan delimitados por el marco de los techos que evidencia que antes se trataba de dos estancias separadas.

Las molduras originales se han conservado, al igual que los rosetones que se han integrado pintándose del mismo color que el techo. Durante la obra se descubrieron las viejas pinturas de las paredes con un efecto agua, y se decidió rescatarlas, como los pilares estructurales, con algunos trozos de ladrillo vistos, “que hablan del pasado de la casa”.

El comedor, junto a una cristalera que delimita ambientes.

El comedor

El comedor se ha situado en una antigua habitación ciega de la que se ha conservado la pared de ladrillo original, dispuesto de una forma distinta y, sobre ella, un gran cuadro enmarca el ambiente en los tonos mostaza predominantes.

A petición de los clientes, que no querían las habituales sillas de comedor, como asientos, se diseñaron un banco de hierro y unos taburetes con un detalle de madera, a juego con la mesa restaurada.

La pared de la izquierda, que conecta con la zona de noche, se sustituyó por un cerramiento acristalado hecho a medida que permite el paso de la luz entre ambas fachadas y que, cuando es necesario, se cubre con unas cortinas para tener intimidad.

La cocina sigue la misma línea decorativa que el resto de la vivienda.

La cocina

La cocina, que estaba en la parte posterior de la vivienda, se dispuso en la central, formando parte del espacio social y tras anular el antiguo pasillo. Aunque se encuentra entre pilares y con un pavimento diferente de espiga entrelazada que la delimita, su concepto es abierto, de conexión visual con el salón y el comedor, para disfrutar también de la luz natural que entra por los dos ventanales. La planta rectangular permite la creación de diferentes ambientes, con la zona de aguas al fondo, junto a la pared con efecto de estuco en tono berenjena, encimera de madera y arrimadero de mármol.

Los propietarios querían una cocina amplia, con un pequeño rincón de desayunos para dos, que se realza con los taburetes de cuero rojo, a juego con las estanterías de un antiguo almacén de hilos, lacadas en un rojo inglés, y que delimitan el espacio respecto al comedor.

El papel de la zona central de la cocina, de estilo étnico, es lo primero que se eligió de la casa, y protagoniza el espacio de la isla. Como se quería prescindir de mobiliario alto, se optó por dos armarios diferentes: uno rústico para guardar pequeños electrodomésticos y una vitrina para vajilla.

El dormitorio, con una decoración con toques orientales.

El dormitorio

El concepto suite de hotel solicitado es en lo que se inspiró el estudio para diseñar el espacio más íntimo de la vivienda. Aprovechando la antigua distribución, se plantea con dos ambientes: el dormitorio con vestidor y la zona de relax, conectados entre sí y, a su vez, con doble paso al baño, situado en la galería.

El dormitorio está protagonizado por dos papeles; uno de estampados de colibrí para delimitar el cabecero, como si de un cuadro se tratara, y otro de rayas para el resto de las paredes.

Se ha jugado con el detalle decorativo de unas molduras en tono caldero que, además, recorren el cajón de pladur del cabecero creado para ocultar las instalaciones. Se trata de un recurso que permite, a modo de balda, lucir cuadros y objetos.

Interesantes toques orientales salpican el dormitorio, siguiendo los gustos de los clientes, en accesorios decorativos y piezas de mobiliario, la mayoría recuperadas, como en todo el piso

La bañera exenta se lleva el protagonismo en esta estancia destinada al relax.

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Además de un baño, junto al dormitorio se ha diseñado una zona de relax. La bañera exenta se lleva el protagonismo y se ha querido simular una atmósfera onírica con un mural que dibuja un romántico invernadero y una pared negra que da profundidad visual.

El baño es la única estancia de la vivienda que mantiene su ubicación original y que no podía variarse, teniendo en cuenta las instalaciones del edificio. El frente acristalado facilita la otra gran entrada de luz natural a la vivienda, de ahí que su doble acceso desde la suite se haya dejado abierto.