El pasado 11 de octubre la Guardia Civil detuvo, en el marco de una macrooperación internacional llevada a cabo en distintos países europeos, a 13 personas e investigó a otras 87 por fraudes alimenticios, algunos relacionados con la comercialización ilegal de aceite de oliva. Una crisis que se ha agravado, cuentan desde SICPA, en los últimos meses con la subida del precio del que cada vez se conoce más como oro líquido. 

Desde este proveedor global de tintas de seguridad, así como de soluciones seguras de identificación, trazabilidad y autenticación, explican que la escalada del precio del aceite de oliva de los últimos meses ha creado al fin y al cabo “el escenario perfecto para introducir en los mercados productos adulterados o de procedencia dudosa, que no solo ponen en riesgo la credibilidad de las empresas y la salud de los consumidores, sino que también degradan la imagen exterior de la Marca España”. 

En ese sentido, Fabián Torres, Director de Desarrollo de Negocio de SICPA, nos explica que él normalmente habla de comercio ilegal de productos, porque es más amplio y cubre todo un tipo de “distintas fechorías que hacen los malos, que es como yo llamo coloquialmente al crimen organizado, que es el que suele estar detrás”, señala. Y, dentro de este campo, encontramos diferentes formas de actuar; por un lado tenemos la imitación, la falsificación (cuando incluso se emplea el envase original pero con un relleno), la manipulación (que a veces se pone una calidad inferior. En el caso del aceite de oliva, puede ser el aceite de oliva virgen primera prensada, y que luego si se hace una analítica de detalle sería un aceite de oliva, que no llega a virgen), el no pago de impuestos, etc. Pero, a la hora de entrar en el mercado, ¿estos productos no tienen que pasar algún tipo de control? “En España, desgraciadamente por la intoxicación que tuvimos por aceite de colza en mayo del 81 con 20.000 personas afectadas, digamos que el sistema de alerta sanitaria está siempre con su radar tratando de proteger la salud de los ciudadanos”, afirma Torres. 

El precio del aceite de oliva ya roza en algunos casos los 10 euros por litro. Freepik

En esto explica por tanto que tenemos que confiar que estamos bajo el paraguas de protección de las autoridades sanitarias. “Pero también tenemos que ser conscientes de que nosotros muchas veces, precisamente por ese alza de precios, intentamos buscar lugares en los que nos pueda resultar más económico”. Y ahí pone de ejemplo cuando vamos con el coche por carretera y encontramos un puesto en la cuneta con bidones de aceite. “Debo sospechar. El mayor top manta que existe ahora mismo en el mundo es internet, y tenemos que ser conscientes de ello. Así como las grandes superficies y marcas tienen sus ventas online, y son legítimas y no tienen ningún problema, sí que hay determinadas webs que son maliciosas, que quien está por detrás es el crimen organizado y que por supuesto en esos casos no está el control y la vigilancia de las autoridades sanitarias, sino que tienen que ser las autoridades policiales las que vigilen estos lugares”. Porque, ¿somos realmente conscientes de estos peligros? “Somos demasiado permisivos en España, y en esa búsqueda de ahorrarnos un eurillo ponemos en riesgo nuestra salud. Yo por ejemplo, nunca compro en webs sospechosas productos que vaya a ingerir o vaya a poner sobre mi piel”, añade. Entonces, ¿qué podemos hacer? Acudir a los lugares que conocemos, a la tienda del barrio, y a lugares acreditados. Y atender a señales, primando el “sentido común. Eso debe prevalecer ante todo. Si yo voy a comprar un aceite de oliva virgen extra de primera prensada y en el lineal encuentro una marca que no es muy conocida y que está a un precio increíblemente barato, comparado con la media de las marcas conocidas, pues debo empezar a sospechar”, añade como otro de los consejos, porque reitera que “donde saltan todas las alarmas es en el ámbito de internet. Y cuando llegue a su casa, debe tener todas las herramientas para verificar que ese producto es legítimo”.

Inflación, subidas de precios

En los últimos años, la pandemia del coronavirus, la guerra de Ucrania, etc., han sido momentos en los que los precios de determinados productos han sufrido subidas. “Hay cantidad de acontecimientos que nos tendrían que poner en alerta para intentar tener la autonomía y la soberanía nacional de poder tener nuestros propios abastecimientos”, explica Torres.Y ahí incide en los controles, que son para él “esenciales. Estamos viendo que se están importando productos que no están siendo sometidos a los estándares de calidad en cuanto a fertilizantes, pesticidas, etc. Si nos vamos al origen también en la producción tenemos en España unos controles muy exhaustivos de calidad, que a veces no se dan en los productos que se importan”, añade además este director.

En cifras: España, el país comunitario con más fraude alimentario

Y, al hablar de cifras, también preocupa esta cuestión. Y es que desde SICPA señalan que según los datos de EIT Food España es el país comunitario con más fraude alimentario en sus productos de origen, por delante de Italia y Países Bajos, así como que según las últimas cifras recabadas por EUIPO, la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, se estima que en Europa se produce un fraude cercano a los 1.500 millones de euros en torno al aceite de oliva, un mercado con un volumen de 3.000 millones de euros.

Un agente de la Guardia Civil con las garrafas de aceite de oliva interceptadas durante la operación OPSON XII en España. EP

“SICPA está especializada en luchar contra todo tipo de crimen organizado, de falsificaciones, etc. Y siempre hablamos del efecto iceberg, porque normalmente solo vemos la punta que sobresale y hay como ocho veces más debajo que no vemos. Si fuéramos capaces de verlo, lo solventaríamos, pero esos canales a veces no son tan evidentes, a veces son temporales...”, explica Torres, por lo que destaca que es difícil saber realmente. En los productos en general explica al fin y al cabo que de media en todo el mundo hay como un 10% de comercio ilícito, pero en determinados productos llevan un porcentaje de comercio ilícito “muy superior. Los malos además lo que procuran es de alguna forma ir a los productos menos protegidos. Cuanto menos protegido está el producto, más susceptible es de ser falsificado, atacado o sometido a comercio ilícito”. Es por eso que explica que es importante que en el caso, por ejemplo, del aceite de oliva, no solo que la marca proteja su producto, sino que la denominación de origen con su sello tenga también protecciones para evitar la falsificación de la denominación. 

“Y, por supuesto, es también muy importante el tema de los productos que exportamos, porque en España estamos muy familiarizados con nuestras marcas -nuestro vino, nuestro azafrán, nuestro aceite de oliva...-. Cuando eso se exporta, un francés, un alemán, alguien de Asia... no está tan familiarizado con las marcas, y es ahí nuevamente donde los malos suelen actuar más, en el producto exportado, porque es más desconocido fuera. Entonces, si ponemos marca España ese sello tendría que tener medidas de seguridad para evitar su falsificación”, señala finalmente.

La crisis del aceite de colza, en el recuerdo

Muchas personas a lo largo y ancho de todo el Estado español recuerdan muy probablemente lo ocurrido en la década de los años 80 con aceite de colza adulterado que produjo una crisis alimentaria sin precedentes. El pasado año 2021, tal y como recordó la OCU, se cumplieron 40 años del primer fallecido atribuido a esta intoxicación por la ingesta de aceite de colza desnaturalizado en aquel episodio, que traería consigo después decenas de miles de afectados. 


Pero, ¿qué fue exactamente lo que ocurrió? Básicamente, fue la falta de controles sanitarios lo que desembocó en la comercialización de aceite de colza desnaturalizado y que contenía una sustancia tóxica, la anilina, que provocaría después el envenenamiento de miles de familias que compararon garrafas pensando que se trataba de aceite de oliva. Tras lo ocurrido en aquella época, en mayo del año 1981, con alrededor de 4.000 fallecidos por esta causa, el director de desarrollo de negocio de SICPA explica que el sistema de alerta sanitaria está siempre con su radar tratando de proteger la salud de los ciudadanos”.

Al detalle

Que los precios del aceite de oliva están disparados no pasa desapercibido a nadie. Según la OCU, el precio medio del AOVE español es un 27% más caro que el que se vende en Portugal, un 16% más que en Francia y un 6% más caro que el AOVE italiano. “En resumen: en España el aceite de oliva virgen extra de marca blanca es más caro que en otros países de nuestro entorno, en particular, los países vecinos, donde también se consume habitualmente este producto”, señalan.


Facua ha llegado a detectar incrementos de precios de hasta el 75% en solo un mes en aceites de oliva virgen extra. “El mismo aceite de oliva virgen extra es hasta un 75% más caro que hace un mes en la misma cadena de distribución”, explican, a través de un nuevo estudio realizado en octubre. La asociación ha llevado a cabo un análisis comparativo en 345 precios de 70 marcas diferentes de aceites de oliva virgen o virgen extra, en distintos formatos, a la venta en ocho de las principales cadenas de supermercados e hipermercados del país.