Es del sábado, pero lo he guardado para ustedes hasta hoy. Como dijo alguien cuando lo tuiteé ayer, representa la edad de oro del periodismo. Será por falta de espacio, La Razón dedica una página completa a preguntar a siete estilistas por el cambio de imagen que hubieran aplicado a Pablo Iglesias. Todo ello se presentaba con las correspondientes simulaciones gráficas y bajo el título "De «El coletas» a «coletano»: el corte que los expertos le harían a Iglesias". Y si quieren saber a santo de qué viene lo de «coletano», un subtítulo ofrece la (supuestamente) jocosa explicación: "Los especialistas coinciden con sorna que ha intentado un «look coletano», en referencia a la imagen pulcra de los «Cayetanos» pero que el resultado es demodé".

Se le va a hacer difícil a la prensa de orden vivir sin su fetiche. Lo hemos visto en las decenas de recuerdos biliosos del 15-M estos días de aniversario. En ninguno faltaba el nombre y apellido de rigor, acompañado en más de un caso de determinado apelativo. "La rata del 15-M", titulaba su pieza Federico Jiménez Losantos. Se refería una imagen que circuló por aquellos días, pero el turolense aprovechaba el viaje: "¿Y qué habrá sido de aquella rata? ¿Tendrá algo que ver con la imagen de sí mismo que puso en circulación Pablo Iglesias, imitando a un múrido, entre ratón y castor, y que luego le devolvieron en la pintada "coleta, rata" que le hizo largarse de Asturias, si es que veraneaba allí? ¿No estará disecada sobre la chimenea de la Casa Solariega de Galapagar? Y si la deja ¿no acabará en Valdelagua, en alguna vitrina zoo-histórica? No deja de ser curioso que la rata, el símbolo más estrambótico del 15M, fuera el insulto favorito de los enemigos de Pablo Iglesias, que dijo que estaba allí".

Es curioso (o no) que a José Alejandro Vara se le ocurra prácticamente la misma gracieta: "Dos curiosos roedores destacaron en aquel el viscoso hormiguero en el que convirtieron la Puerta del Sol durante la primavera ardiente del 15-M. Atrajeron focos y cámaras e incluso arañaron un poso de posteridad. Uno de ellos era una rata propiamente dicha, que una señorita con aspecto poco higiénico paseaba en su hombro por aquel dédalo de lonas desbordado de cannabis, charlatanes y Proudhon. El otro era Pablo Iglesias, a quien la malquerencia popular, certera y cruel, le ha endilgado el apelativo de 'rata', primero en una pintada de carretera y luego en las anchas autopistas de internet". Pueden encontrar el texto completo en Vozpópuli bajo el título "La revolución de los malditos roedores".

Y como va de chistes, aquí tienen el enésimo sobre el corte de la coleta de Iglesias. Lo firma Emilia Landaluce en El Mundo: "Si bien a la coleta en muchos sitios se le llama cola, aunque seguramente ésa no estará dispuesto a cortársela. No veo a Irene en el papel de Lorena Bobbit(a) [¡Sí, sí, machismi, machismi!]. En cualquier caso, una encuesta de platanomelon.com (una página de venta de juguetes eróticos), que parece digna del Ministerio de Igualdad y de Boti, apunta a que sólo «tres de cada 10 mujeres llegan al orgasmo a través del coito»: «Curiosamente, cuando se produce la estimulación del clítoris, ocho de cada 10 llega al clímax o experimenta placer». La cola no hace falta para nada. Y menos si es de caballo". Sin comentarios.

Va la última guasa ( o intento de guasa), se lo prometo. Esta es de Antonio Burgos en ABC: "El corte de coleta de Pablo Iglesias me plantea un problema anterior: ¿por qué se la dejó? ¿Usted ve a mucha gente así por la calle, o en el hemiciclo del Congreso? Y una vez dejada la coleta, ¿por qué la metió en un ascensor capilar y se la convirtió en moño, con la mala rima facilonga que tiene la palabra?".

La transferencia de la gestión de las prisiones sigue escociendo

Dejamos las cuestiones capilares para volver a un clásico de estos últimos días: las cajas destempladas por la firma del traspaso de la gestión de las cárceles vascas al gobierno de Gasteiz. Enrique López, magistrado en excedencia y consejero de Interior en funciones del Gobierno de Madrid, tira de repertorio: "No se trata sólo de 700 funcionarios y 1.300 presos. Se trata de las llaves para entrar y salir de las prisiones a las que previamente han acercado a muchos miembros de ETA, y ello en un entorno político nacionalista que nunca ha querido desagradar al mundo de ETA y que jamás ha demostrado ni firmeza ni coherencia en la defensa de las víctimas del terrorismo".

En Vózpuli, un tal Óscar Monsalvo sigue con la letanía: "Dice el Gobierno vasco que su modelo penitenciario apostará por la reinserción de los presos en la sociedad. Arnaldo Otegi, antiguo terrorista, sonríe mientras termina de ordenar las fichas de los nuevos afiliados de su partido, al que vota casi un tercio de los vascos. 'Tranquilos, ya nos ocupamos'". Mejor lo dejamos por hoy.