Diestralandia celebra que la fiscalía suiza haya librado al emérito del marrón de la donación megamillonaria a su examiga del alma. No todas las cabeceras, en realidad. Hay alguna excepción que les sorprenderá. Pero empezamos con los que más palmas le hacen a la decisión helvética. El concurso lo gana de calle La Razón, cuyo editorialista ya ve al campechano de vuelta por navidad: "El Rey Juan Carlos es libre de volver o no a España sin que ningún Torquemada de nuevo cuño afee ni su figura ni su legado desde un tribunal de orden popular, otro TOP totalitario".

La pieza, titulada "El sagrado valor de la presunción de inocencia", no tiene desperdicio. Del punto a la cruz está trufada de fragmentos como este: "La izquierda ha sometido al rey padre a una infame cacería, sostenida en manipulaciones y falsedades. El maltrato sin mácula ni consecuencia para los inquisidores ha refrendado la quebrantada salud de la democracia, agravada con la gobernación de socialistas y comunistas. En este punto, la conducta del presidente del Gobierno, que alentó esa persecución del que fuera jefe del Estado será un capítulo negro de su paso por La Moncloa".

También el editorialista de El Mundo reclama la vuelta del asilado en Abu Dhabi. Y en el mismo viaje se aprovecha para exigir a la fiscalía española que eche pelillos a la mar: "Y tras lo ocurrido en Suiza, se comprende aún peor que la fiscal general, Dolores Delgado, acabe de renovar por otros seis meses las pesquisas, maniobra con la que busca mantener el mayor tiempo posible un halo de sospecha sobre el ex monarca. Ahora corresponde a Moncloa poner fin a la larga campaña de desestabilización de la Corona y colaborar de forma leal con la Casa del Rey para preparar el regreso de Don Juan Carlos a España, de donde nunca tuvo que marcharse".

En El Confidencial, el monárquico forofo Juan Antonio Zarzalejos se apunta al mismo raca-raca. La investigación en España tiene que ir al cajón: "Si con la última prórroga abusiva de las investigaciones —que teóricamente podrían llegar hasta el 17 de junio de 2022, aunque se archivarán muy pronto— se pretendía facilitar a Felipe VI su mensaje de Navidad y el discurso de la Pascua Militar el 6 de enero, es evidente que se ha incurrido en un error. El Rey debe afrontar sin tacticismo de la Fiscalía el asunto que le concierne a él como titular de la Corona y como jefe del Estado".

Eso es casi palabra por palabra lo que dice Alberto Pérez Giménez en una torrencial columna titulada "Juan Carlos I: un real 'marrón' para Sánchez€ y su hijo". Al final, la fiscalía suiza les ha hecho una faena al presidente del gobierno español y al actual titular de la corona: "Un nuevo frente se abre para Pedro Sánchez y, también, un problema se agrava para Felipe VI, que debe conciliar su papel institucional con el de hijo y Borbón. Otro año más, su discurso de Nochebuena -supervisado por Moncloa, no olvidemos- será escudriñado hasta intentar leer entre líneas. Felipe VI ya debe estar acostumbrado: debe desear que algún año, su discurso deje de ser histórico".

El digital catolicón y cortesano El Debate, que siempre reacciona uno o dos días después, llega justo a celebrar la buena nueva concediendo al emigrado una flechita hacia arriba: "Aunque Don Juan Carlos no era parte investigada, el archivo de la Fiscalía suiza de la investigación a Corinna Larsen por blanqueo de dinero de unos ingresos recibidos del Rey Juan Carlos demuestra que no hay ni el más mínimo indicio de que las supuestas comisiones ilegales por el AVE a la Meca existieran nunca".

Y terminamos con el desmarque inesperado que les decía arriba. Es verdad que ABC concede honores de portada a la librada. La sorpresa llega en el editorial, donde no hay cohetes ni serpentinas celebratorias sino un dedo que apunta al emérito: "El dato cierto es que ocultó a Hacienda parte de su fortuna en el extranjero, que tuvo que afrontar dos regularizaciones por valor de casi seis millones de euros, y que ya lleva una condena preventiva aparejada a su conducta aunque nunca haya sido imputado. Por eso, en términos personales y de imagen, su situación jurídica e institucional en España es aún delicada". Vamos, que es mejor que se quede un tiempecito en el golfo. En ABC, se lo juro.