Expresidente del gobierno español y máximo responsable de ya sabe usted qué cosas poco edificantes: Parecía que había rellenado el álbum completo de las deslealtades, las envidias y los rencores contra los dos compañeros de partido que saben lo que es dormir en Moncloa, pero, por lo visto, le falta el cromo de ir a despotricar en El hormiguero. Por descontado, no perdí un segundo asistiendo en directo a su descarga de bilis. Para algo están las redes sociales que fueron dando cuenta al segundo de sus invectivas contra Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez. Es harto significativo que quienes le hacen la ola y dan palmas con las orejas ante sus cagüentales sean los mismos que hace treinta años lo calificaban como delincuente sin escrúpulos ni entrañas y buscaron su caída por tierra, mar y aire. ¿No le da qué pensar?