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Domingos sin goles

En la temporada 1984/85, los aficionados al fútbol no pudieron ver resúmenes de los partidos de la Liga de Primera hasta febrero, por la falta de acuerdo entre la recién nacida LFP y "Televisión Española".

Domingos sin golesFoto: ARchivo

La Liga de Fútbol Profesional había nacido en el verano de 1984 y lo había hecho con espíritu guerrero: exigiendo a Televisión Española que pagara 10 millones de pesetas por jornada si quería meter sus cámaras en los campos de Primera División para dar resúmenes los domingos por la noche en el programa Estudio Estadio. TVE, poco acostumbrada todavía a rascarse el bolsillo -y menos aún por algo que hasta entonces le salía gratis- no aceptó la oferta, por lo que los aficionados se quedaron más de media Liga sin ver resúmenes de los partidos.

El fútbol, de repente, se volvía clandestino. LFP y TVE se mantuvieron firmes hasta comprender que la falta de acuerdo iba en prejuicio de ambos. La Liga no sólo no cobraba un duro por esos resúmenes, sino que perdía el escaparate de la tele para su producto, y TVE, además de cabrear a los aficionados de todo el país, se quedaba sin uno de sus productos más rentables.

Ambos estaban, por tanto, condenados a rebajar sus pretensiones, y el acuerdo llegó a mediados de febrero, con una contraoferta de TVE que básicamente consistía en que pagaría tres millones de pesetas por cada Estudio-Estadio que emitiera, y que se reservaría en exclusiva los beneficios del patrocinador que encontrara para el programa. Un acuerdo que, como todos los buenos acuerdos, no satisfacía plenamente a ninguna de las partes.

José María García, en la cima de su carrera periodística, la tomaba especialmente contra la LFP por los seis meses sin fútbol en la tele: "Los espectadores, sin goles; el fútbol, sin promoción; y los clubes con menos duros y la zozobra del imposible cumplimiento de sus contratos particulares con las firmas que habían contratado la publicidad estática con la condición de la presencia de las cámaras. Ahora los clubes tienen que tragar y aceptar menos de la tercera parte de lo solicitado. Un fenomenal negocio de estos hábiles y diligentes mandatarios".

Como casi siempre que el Butanito montaba en cólera, algo de razón y mucho de exageración, porque hacer pasar por caja a la televisión no era una cuestión menor y allanó el camino para el fútbol tal y como se financia ahora.