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El huracán Petrovic

El 3 de abril de 1985, el Real Madrid perdió la final de la Copa de Europa de baloncesto por un simple detalle: un tal Drazen Petrovic, de apenas 20 años, que le metió 36 puntos (26 en la segunda parte). Nacía una estrella.

El huracán PetrovicFoto: EFE

Los amantes del baloncesto aún tienen el corazón partío: ¿quién ha sido el mejor jugador europeo de todos los tiempos: Arvydas Sabonis, Drazen Petrovic, Dirk Nowitzki, Pau Gasol...?

El jugador croata, el Genio de Sibenik, se dio a conocer a muy corta edad con el club de su ciudad natal, el BC Sibenka, con el que llegó a dos finales consecutivas de la Copa Korac (1983 y 1984), pero fue al año siguiente, tras fichar por el Cibona de Zagreb, cuando se consagró.

Un chavalín de apenas 20 años, escolta de 1,96 metros, que todo lo hacía bien: pasar, fintar y, por supuesto, tirar a aro, hasta el punto de que alguien le ha calificado como un anotador compulsivo. Sus detractores admiten su calidad, pero recuerdan que era un chupón redomado y un chulo, que nunca perdía la ocasión de reirse y humillar al rival vencido.

En aquella final de 1985, el Real Madrid de Fernando Martín, Corbalán, Iturriaga, Romay y compañía, mantuvo el tipo hasta el 61-63 que había en el marcador cuando Fernando Martín tuvo que irse por cinco personales. Después llegó el arreón definitivo de la Cibona, con Drazen Petrovic en plan estelar, y el marcador se fue hasta un 63-81 definitivo, que el Madrid maquilló en los últimos minutos (78-87).

La Cibona patentaba un sencillo sistema para ganar los partidos -darle el balón a Petrovic y marcharse al otro lado de la cancha, para darle más espacios para el uno contra uno- y el escolta croata se consagraba como uno de los jugadores europeos más resolutivos de todos los tiempos.

El idilio de Petrovic con la Cibona duró tres años más plagados de éxitos -otro Copa de Europa más, y una Recopa- hasta que el Real Madrid, harto de que el croata se interpusiera siempre en su trayectoria europea cortó por lo sano y lo fichó en la campaña 1989/90... y ganó con él la Recopa, en cuya final logró 62 puntos.

El epílogo deportivo y personal de Drazen Petrovic es bastante más lamentable: una vez comprobó que Europa se le había quedado pequeño se animó a probar fortuna en la NBA, pero allí se le trató con un desdén casi insultante: fichó por los Portland Trail Blazers, que lo habían elegido en el draft del 86 en un lamentable 60º puesto, y apenas tuvo minutos para demostrar su calidad. Luego, en los Nets de New Jersey, se le tuvo más en cuenta y empezó a dar su verdadera medida... Pero el 7 de junio de 1993, a la edad de 29 años, murió en accidente de coche (conducía su novia) y se convirtió en leyenda.