El 5 de enero de 1988, con apenas 40 años, Pete Maravich fallecía de un infarto cuando jugaba un partidillo de baloncesto con unos amigos. La NBA, en la que había jugado hasta los 32 años, lloraba la muerte del genio que la había revolucionado en los años 70.
Pete Maravich se ganó pronto el apodo de Pistol Pete por su gran capacidad anotadora (44,2 puntos de media por partido en sus tres años en la Liga Universitaria, y 24,2 de media en los 658 partidos que jugó en la NBA). Un apodo tomado, por cierto, de Frank Pistol Pete Eaton, un legendario pistolero del Oeste americano.
De Pete Maravich se ha vuelto a hablar últimamente en la NBA por la comparación que se ha establecido entre él y Ricky Rubio. En parte, por el parecido físico (indudable en la foto de la izquierda), pero sobre todo por la similitud entre el estilo de juego de ambos. No en el de capacidad anotadora -en la que a Rubio le queda mucho por progresar-, pero sí en el de poner un ritmo vertiginoso al juego y, sobre todo, en la búsqueda incesante del pase imposible.
Pese a sus soberbias estadísticas, la trayectoria de Pistol Pete en la NBA no fue nada sencilla. En la Liga Universitaria, aunque la grada estaba mayormente enamorada de su juego, entrenadores y compañeros le acusaban a menudo de sacrificar la efectividad en aras de la belleza del juego, de ser incapaz de guiar a la victoria a su equipo en los momentos clave de los encuentros clave. Y coger fama de perdedor es mala cosa en una competición de un país como Estados Unidos.
En los Atlanta Hawks y, después, en los Jazz, que en esa época se mudaron de Nueva Orleans a Utah (no pasó casi de la anécdota su última temporada en los Celtics de Boston, marcada por sus problemas en ambas rodillas), desplegó todo su potencial y forjó su leyenda de jugador espectacular, imaginativo... y perdedor.
Pero su estilo creó escuela y, aún más importante, mostró el camino que debía seguir el baloncesto profesional hacia un juego cada vez más veloz y atractivo para el público. Así mirado, Ricky Rubio puede estar contento cada vez que oiga a alguien decir que le recuerda al gran Pistol Pete.