En cualquier clase de cualquier centro de enseñanza de cualquier nivel hay tres o cuatro alumnos capaces de aprobar sin apenas estudiar y otros tres o cuatro que no lo consiguen ni dedicando todo el día a hacerlo. A los primeros pertenecía, sin duda, el canario Eufemiano Fuentes cuando estudió Medicina en la Universidad de Navarra en los años 70. Hincando los codos poco más que lo justo, su carrera estuvo jalonada de matrículas de honor y de sobresalientes en casi todas las asignaturas.

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1955 en una familia de clase alta, y alojado en un piso de la calle Monasterio de Aberin con otros estudiantes de nivel económico similar, Eufemiano Fuentes llamaba la atención en la Pamplona de los años 70 con su rutilante Alfa Romeo, y dicen quienes le conocieron que, con esa vitola de proceder de buena familia, su inteligencia y su carácter dicharachero, tenía mucho éxito en el arte de la seducción de personas del otro sexo.

Atletismo

Campeón universitario

En su paso por Navarra, Eufemiano Fuentes se dio a conocer por su pertenencia al Club de Atletismo de la Universidad de Navarra (CAUN). Con Juanjo González Iturri -fundador y primer presidente del club- como entrenador, Eufemiano se dedicó a las vallas.

Su cima en el atletismo fue ser campeón universitario de 400 metros vallas en 1976, lo cual no era mucho decir en la época -de hecho, había otros atletas superiores a él en el propio CAUN-.

Esa vinculación al atletismo sería la que posteriormente le haría renunciar a la vía de la ginecología -su especialidad, tras hacer el MIR en 1980- y centrarse en la preparación de deportistas (para lo cual obtendría en 1983 la licenciatura en el Instituto Nacional de Educación Física por Universidad Politécnica de Madrid).

La tragedia

Secuestro del otro Eufemiano

Otro hecho que dio notoriedad a Eufemiano cuando estudió en Navarra fue el secuestro en Canarias de su tío, Eufemiano Fuentes Díaz, el 2 de junio de 1976. Fuentes Díaz, adalid de la burguesía canaria, falangista activo en la Guerra Civil y la posguerra, y cacique con importantes padrinos en el franquismo, hizo una fortuna con el tabaco, con la empresa La Favorita, fabricante de marcas como Vencedor, Condal o Kruger.

Los secuestradores, a punta de pistola, lo sacan de madrugada de su palacete de Las Meleguinas y exigen un importante rescate. Un tiroteo de los secuestradores con la Policía, cuando van a recoger el rescate, precipita los hechos y poco después aparece el supuesto cadáver del Rey del tabaco. Un tal Ángel Cabrera, el Rubio, acaba siendo condenado por el secuestro y asesinato, pero hay tantos cabos sin atar que existen numerosas leyendas sobre lo que en realidad ocurrió, incluida la versión rocambolesca de que fue un secuestro fingido para eludir a las mafias del contrabando.

Eufemiano Fuentes, el sobrino, acaba con brillantez su carrera de Medicina en Navarra, se traslada a Madrid a terminar sus estudios, entra en la Federación Española de Atletismo en una nueva comisión científico-médica..., y a partir de ese momento su nombre está siempre vinculado al de escándalos de dopaje, aunque aprovecha a la perfección las grandes lagunas de la legislación española para evitar -al menos, hasta la Operación Puerto- problemas con la Justicia.