Rubén Beloki: "Desde que me retiré he disfrutado mucho de los críos"
Como pelotari lo ha ganado casi todo. Es uno de los zagueros más laureados y el más joven en lograr la txapela del Manomanista, torneo que se ha adjudicado en cuatro ocasiones. Ya retirado, Rubén Beloki reparte su tiempo entre la familia, el frontón y su cuadrilla de Burlada.
pamplona. Aunque ahora reside en Gorraiz, es difícil ser más de Burlada que Rubén Beloki: "Ya le suelo decir a mi mujer, no sé qué hacemos aquí". Vuelve a su pueblo hasta para hacer la compra, y ahí está la sociedad Burluslata, guarida en la que se junta con su cuadrilla. Beloki lleva una vida familiar, sigue enredando en los frontones y está empeñado en ser un tipo normal. Le va bien.
Hace ya un año y medio que se retiró. ¿Cómo es ahora su vida?
Ha cambiado mucho. Ya no hay competición y llevo una vida más tranquila, pero sigo dentro del organigrama de Asegarce, entrenando con los profesionales y con los pelotaris aficionados que van a debutar. No he salido del frontón, y eso me ha servido para que el batacazo que dicen que te das cuando dejas la vida deportiva sea mucho más leve.
Después de retirarse le llovieron homenajes por todas partes.
Fueron unos días un poco convulsos, porque fue todo de golpe. Esos homenajes me hacían mucha ilusión. La medalla de oro del Gobierno, el saque de honor en el Sadar con el crío, que es futbolero, y después pequeños homenajes en el pueblo. Guardo un recuerdo muy bonito. Recoges una trayectoria. Unas veces te ha ido bien y otras mal, pero la gente valora tu trabajo durante 20 años, y es de las cosas más emocionantes que me han pasado. El día que me retiré en el Labrit, donde he jugado desde crío, en casa y con la familia... fue emocionantísimo. Algo increíble.
En uno de aquellos homenajes le nombraron caballero de la Orden del Cuto Divino. ¿De qué va eso?
Era un tema gastronómico en Tafalla al que fui con mi mujer. Luego tienes que ser portador del cuto allá donde vayas. También soy cofrade del pimiento del piquillo y de las setas en Ermua. Todas son experiencias bonitas, conoces a gente y estás a gusto.
¿Y lleva el nombre del cuto divino, el pimiento y las setas por donde va?
Por donde voy, a tope. Defiendo el tema culinario a muerte. Además me gusta. En la sociedad, con la cuadrilla, solemos enredar en la cocina.
Antes de debutar como profesional estuvo en los Juegos Olímpicos.
Estoy muy contento con mi carrera, pero los Juegos no se pueden cambiar por nada. Además, los pelotaris no vamos a tener la suerte de estar otra vez ahí, es casi imposible que sea deporte olímpico. Aquello fue una experiencia vital. Estar con Carl Lewis, Michael Jordan... para un chaval de 18 años fue brutal. Te acuerdas de cosas como si fuese la semana pasada de lo intensamente que lo vives todo. Un día estaba comiendo codo con codo con un rubio. Me giré pensando "¿quién es este?", y era Boris Becker.
Retrocediendo un poco más, antes de olímpico fue monaguillo.
Como a cualquier chaval me tocó ser monaguillo unos años en la parroquia de Burlada, San Juan Bautista, con Santos Villanueva. Y guardo un buen recuerdo de entonces. Bebíamos vino a escondidas y esas cosas...
¿Y se le ha quedado algo además del regusto a vino?
Sí. El otro día el hijo mayor hizo la comunión. A mi manera, pero soy creyente. Tampoco es que sea un practicante muy devoto, pero al final sí se te queda algo. Y creo que de algo sirve.
De pequeño jugó a pelota con el exportero López Vallejo.
La primera final la jugué con él en Amorebieta. Él empezó a jugar a fútbol y a pelota, y ya con 11 o 12 años dejó al pelota. Y acertó de pleno.
En una final le ganó Maite Ruiz de Larramendi, también medalla de oro al Mérito Deportivo.
Sí. Jugaba en Estella y era muy buena. Después tuve el honor de representar a Navarra con ella de pareja. Y fue campeona del mundo de paleta. Ahora es muy amiga mía.
¿Cómo se lleva a esa edad lo de perder contra una chica?
Duro, duro... pero es que nos pasaba una cabeza. Todavía nos reímos al recordarlo. Llevé mucho tiempo el tema ese de que me ganó una chica, pero luego ha demostrado que era una chica aguerrida.
Siguiendo con su infancia, ¿entonces se llevaba bien con su hermano?
Lo típico. Él era el menor. Tú eres el jefe, le mandas y estás riñendo todo el día. Ahora somos muy buenos amigos, de la misma cuadrilla. Hasta que vine a vivir aquí he dormido con él en la misma habitación. Cuando eres pequeño no tienes tanto trato porque nos llevábamos 4 años, que es mucha diferencia. Pero a partir de los 18, 20 años, ahí sí.
Ha comentado en más de una ocasión que echarse novia antes de debutar le sirvió para no desmadrar más de la cuenta.
Cuando debutas en profesionales tienes 18 años, ganas más dinero que tus amigos y estás en un momento de tu vida bonito, pero en el que a la vez tienes que tener los pies asentados. Yo me eché novia en el instituto, en COU, y hasta hoy. Me fue bien porque en la edad mala de los 18 a los 25 años, que tienes dinero en el bolsillo y vas un poco acelerado por la vida, te hace centrarte más.
Le fue bien hasta el punto de que ahora tiene tres criaturas.
Pues sí, y estoy muy contento. El mayor va a hacer nueve años, y luego tenemos dos niñas de 7 y 4 años. Mi mujer dijo que tres hijos... y han sido tres. Tenía que ser así. En su familia son tres hermanos y quería tres hijos. Pues nada, tres. Pero ya vale, ¿eh?
¿Son muy guerreros?
El mayor es bastante trasto y las otras dos son buenas, pero tres... es que son tres. Son buenos y muy movidos. Ahora que la ikastola se ha acabado a las tardes, tengo que estar con la bicicleta, el fútbol, el balonmano... Son movidos, pero los críos me gustan así.
¿Es complicado cuadrar los horarios para estar con ellos?
Sí, pero casi todo el trabajo que tengo es de mañana, y para las 2 o 3 ya estoy en casa. Mi mujer ahora lleva tres años sin trabajar y está más en casa. Es enfermera, empezará poco a poco y ahí será más complicado.
En ese sentido le habrá supuesto un respiro dejar la pelota.
Hay veces que igual tengo todo el día liado, pero en otros estoy libre. Por ejemplo, ahora todos los días les llevo yo a la ikastola. He disfrutado mucho de los críos desde que me retiré.
En su entorno también destaca siempre a sus padres.
Es que han sido muy importantes para mí. Mi padre desde pequeño me ha apoyado en la pelota, se ha volcado conmigo y me ha acompañado a mil sitios junto con mi tío. Siempre ha estado apoyándome, pero sin meterme una presión excesiva. He tenido mucha suerte, porque ahora convivo con muchos padres y he visto a algunos meter demasiada presión a sus hijos. El mío estaba encima, pero con holgura, sin machacar. Además, mis padres me han inculcado la humildad y el trabajo, que creo que son las dos claves para triunfar en el deporte.
Pongamos que su hijo quiere ser pelotari ¿Será de los de presionar?
Yo lo tengo claro. He visto mucho padre-hijo en el deporte. Puede salir bien, porque hay buenos ejemplos, pero con el mío no lo intentaré. Tiene a sus tíos, que han jugado todos a pelota, y a sus entrenadores de Huarte, Beroiz y Garralda, dos chavales que son la leche. Pero yo me mantendré al margen. No quiero sufrir, lo digo de verdad, incluso por puro egoísmo. Eso sí, le apoyaré a muerte. Pero ya veremos qué pasa...
Hablando de entornos, ¿qué opina de Neymar y la cuadrilla de amigos que va a acompañarle en Barcelona?
No me parece el entorno más adecuado. Seguro que algún amigo entre todos ellos quiere que el chaval se cuide y tal, pero esos casos son de muy difícil asimilación. Son chavales y algo tienen que hacer durante el día. Es complicado. Si algo he tenido bueno ha sido mi cuadrilla de Burlada. Nunca han tirado de mí hacia la juerga cuando les decía que me iba porque tenía partido. Pero también he hecho juergas, como todos... Lo de Neymar es complicado. Tiene que tener los pies muy asentados.
Una estrella mediática mundial con tanto dinero... no debe de ser fácil.
Tiene que ser brutal. Con todo el dinero que se maneja en el fútbol y con los amigos en tu mansión con ganas de fiesta... Luego que les ponen detectives. ¡Cómo no les van a poner! A cualquiera se nos iría la cabeza. Y si vienes con una cuadrilla desde Brasil eso puede salir por cualquier lado. Cuando estaba en el Mallorca, Nagore decía que Eto'o solía andar así, de fiesta con 8 o 10 amigos. Pero bueno, si luego eres profesional...
Con los Nagore montó en Irurtzun el hotel Plazaola. ¿Qué tal la experiencia empresarial?
Difícil. Abrimos en un momento muy complicado, hace seis años, cuando la cosa empezó a ir para abajo. Y ahí estamos, aguantando como se puede. Por suerte tenemos buenos socios y no hay problemas. La experiencia es muy bonita pero muy dura. Estamos sufriendo, pero hay que tirar para adelante.
Siempre ha tenido fama de correcto, de mantener la compostura dentro y fuera del frontón. ¿Qué le saca de quicio a Rubén Beloki?
Muchas cosas. Ahora mismo el momento que estamos viviendo. Tengo amigos de la cuadrilla en paro, mi hermano también ha estado tiempo sin trabajar... Nos han vendido una moto que casi nos la tenemos que creer, que todo lo que está pasando ahora ha sido culpa nuestra. Y encima debemos tener cargo de conciencia por haber pedido una hipoteca y no poder pagarla. Y mientras tanto hay que rescatarles a ellos. ¿Y quién rescata, por ejemplo, al que tiene un pequeño negocio y está muy jodido? Los que mandan no ayudan nada, y eso me saca de quicio. Y eso de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.
A base de insistir, igual el mensaje termina calando...
Pero es que nos están vendiendo la moto. ¿Quién ha vivido por encima de sus posibilidades? ¿La gente que tiene cuatro pelas en las preferentes? ¿El que se ha metido en una hipoteca porque el banco le ha dado el dinero y le ha tasado la casa? Resulta que la culpa es de la gente, y eso es brutal. Ahora en la ikastola veo dramas de padres para sacar a sus hijos adelante, y es muy duro. Al final, como dicen, roban los de siempre.
¿Ve la luz al final del túnel?
Hay que intentar pensar en positivo. Esto al final se va a fastidiar tanto que va a empezar a mejorar. Ya se pueden poner las pilas los de arriba, porque la gente tiene un límite y al final no van a aguantar más.
Pasemos a temas más amables. Es muy aficionado a la caza.
Sobre todo me gusta el monte, la naturaleza. Mi padre y mi tío eran cazadores de toda la vida y nos lo enseñaron a mi hermano y a mí. Es lo que hemos visto desde pequeños, y nos gusta para divertirnos. No practicamos la caza con afán de matar muchos bichos. En octubre vamos al pueblo de mi padre y subimos cuando podemos a la palomera. Ahí tenemos una chabolita. Suelo ir con los críos. Ellos tienen cero afición a la caza, pero les gusta andar con los perros. También vamos una cuadrilla muy pequeña a Urzainki, en el valle del Roncal, a cazar el jabalí. Pero sobre todo me tira la armonía, estar en el campo, más que matar mucho.
También irá por los almuerzos...
También. En octubre se pasa de maravilla en la chabola. Costillas, ajoarriero, pollo asado... hay de todo.
¿Se iría a cazar elefantes?
No. Yo no paso de palomas y jabalíes. Me basta con andar todo el día detrás de una perdiz, y contento si la pillo.
¿Cómo se presentan las vacaciones?
Solemos ir a la playa para que los pequeños estén a gusto, a Hendaya algún día suelto, otros al Roncal para andar en el monte... y a Mañeru, el pueblo de mi mujer.
¿Y qué hará en San Fermín?
Estoy tres o cuatro días y luego me cojo las vacaciones. Antes siempre me tocaba competir en esas fechas. Y ahora con críos, un día sales con los amigos pero al siguiente a las 9 de la mañana te despiertan, así que no compensa mucho. Ahora tocan los gigantes y cabezudos, los fuegos... los disfruto en familia.
Por último, ¿qué le pide al futuro?
Que mis hijos crezcan siendo gente normal, que sigan estudiando hasta donde puedan, y que les guste el deporte. Siempre intento inculcárselo como forma de vida, porque a mí me ha dado buen resultado.
¿Y para usted?
A mí por ahora me están permitiendo seguir en la pelota, e intentaré continuar hasta que el cuerpo aguante o me aguanten. Y vivir normal, como vivo ahora. Que los míos estén a gusto y ya está.