Victoria Con uve de
Mercedes ha logrado con su nueva Clase V alcanzar el objetivo soñado de combinar la capacidad y practicidad de una furgoneta con el lujo, equipamiento, prestaciones y confort de una berlina premium. Es el megamonovolumen perfecto.
MERCEDES CLASE V 220 CDI
Cuando los monovolúmenes comenzaron a convertirse en una de las opciones de compra más demandadas, un buen número de usuarios que reclamaba más espacio para ocupantes y equipajes empezó a considerar a las furgonetas como su principal objetivo de compra. Tenían más espacio interior, sus prestaciones resultaban cada vez más satisfactorias, especialmente en un contexto en el que los excesos con la velocidad y el consumo de combustible se pagaban muy caros, y dinámicamente habían dado un salto cualitativo incuestionable. Todo ello sumado a una gran fiabilidad, unos contenidos costes de mantenimiento y una inmejorable visibilidad merced a su superior altura.
Sin embargo, los conductores más exigentes y con una economía más saneada todavía echaban de menos muchas de las cualidades más sibaritas de los mejores automóviles, como el superior confort, la mayor finura de funcionamiento, unas prestaciones elevadas, un equipamiento equiparable al de una berlina de lujo -aspecto en el que la Mercedes Clase V se muestra como una referencia indiscutible en el mercado- y un diseño exterior e interior que no tuviera nada que envidiar al mejor de los turismos. Y aquí es donde entra en acción la nueva Clase V, que mejora en muchos sentidos a su predecesora, y que a la vez marca un antes y un después en su segmento, en el que luce sin ningún falso pudor su letra uve de victoria.
Presentada en estas páginas hace ya unos meses, le ha tocado el turno de su correspondiente prueba dinámica, que ha superado con nota. Para empezar, su imagen exterior es sin duda muy atractiva, en la línea de un diseño de gama, la de Mercedes-Benz, que ha acertado como nunca antes en todos los segmentos en los que está presente. Desde siempre los Mercedes han sido vehículos atractivos, pero también es de justicia reconocer que nunca habían sido tan bellos como conjunto de gama como lo son en la actualidad. Del interior diremos lo mismo: si no fuera por la superior altura y una posición de conducción privilegiada por el dominio que reporta -y más con la cámara de visión trasera incorporada-, lo que tenemos frente a nuestros ojos, con un salpicadero y cuadro de mandos exquisito, es equiparable a cualquiera de las lujosas berlinas del fabricante alemán.
El repaso al habitáculo se completa destacando una amplitud sobresaliente, con ocho butacas individuales y un maletero interminable (1.030 litros). Les confesaré que a mi sobrino Mario, de seis años, le dejé subirse y ponerse de pie en el maletero para que viera lo espacioso de éste y que no llegaba a tocar el techo con la cabeza, al tiempo que le gastaba la broma de que lo dejaría encerrado allí si no se terminaba de comer la merienda. Él sonrió, dándose por enterado de la broma, pero por si acaso no dejó nada de su bocadillo, consciente de que allí había sitio de sobra para permanecer un buen rato metido.
Ya al volante, las sensaciones son igualmente convincentes. La respuesta de frenos, suspensiones, a las que solo les incomodan los asfaltos muy deteriorados, y dirección -sin duda de lo mejor del vehículo, con una maniobrabilidad sobresaliente para semejante tamaño y distancia entre ejes- no hacen sino invitarnos a conducir, ya sea en ciudad, carreteras de todo tipo y muy especialmente en autopista, donde cualquier ruta se convierte en un viaje de placer. Además, las elevadas prestaciones (194 km/h), contenido consumo (6,8 litros en ciudad, 5 en carretera y 5,7 de promedio), notable finura de funcionamiento, baja sonoridad, elasticidad y excelente respuesta del motor de 163 CV a 3.800 rpm y 380 Nm de 1.400 a 2.400 vueltas, apoyado por una brillante caja de cambios manual de seis machas, tanto en su manejo y precisión como en lo acertado de sus desarrollos, no admiten sino elogios. Sin duda, uno de los mejores Mercedes del momento actual.