¿Quién es ese hennie Kuiper?
CICLISMO | Un holandés anónimo sorprende a los belgas en ‘su’ Mundial, pero en la década siguiente se consagra como un excelente corredor
Pamplona - Los belgas se las prometían felices, el 31 de agosto de 1975, en el Mundial de fondo en carretera. No solo por celebrarse en su casa, en Lieja, sino porque presentaban una selección de ensueño, liderada por Eddy Merckx y con otras fieras de la talla de Roger de Vlaeminck, Frans Verbeeck o Freddy Maertens.
Y uno de sus mayores problemas fue precisamente que daban por hecho que el título se iba a quedar en Bélgica. Y cuando los gregarios -Janssens, De Schoenmacker y Bruyere- cumplieron la labor de hacer una selección que dejó en cabeza solo once ciclistas, de los que cuatro eran belgas, comenzó una guerra interna en la que Merckx y De Vlaeminck se atacaban mutuamente, y Martens estaba al acecho, esperando su momento.
Demasiadas facilidades a los rivales. Tantas, que un bajito holandés casi desconocido -en las crónicas le citaban como Hendrikus, cuando a él le gustaba más que le llamaran Hennie, y le apellidaban Kuipers, cuando en realidad era Kuiper- atacó, tomó una veintena de segundos y se presentó destacado en la meta. El segundo puesto de De Vlaeminck tuvo sabor a derrota en Bélgica. El francés Jean-Pierre Danguillaume completó el podio, y el español Pedro Torres se quedó a las puertas de las medallas. Eddy Merckx, mermado por una caída en las primeras vueltas, se tenía que conformar con el octavo puesto, algo impropio en él.
Acabada la carrera, comenzaban los típicos comentarios casi despectivos sobre un ciclista tan poco conocido como Hennie Kuiper. Sus únicas referencias eran el triunfo el año anterior en una prueba menor, el Tour d’Indre-et-Loire, y el quinto puesto en la general de la Vuelta a España 1975, una carrera que tampoco gozaba en esa época de un gran predicamento, ni daba fama a quien ni siquiera pisaba su podio.
Pero el tiempo sería el principal aliado de Hennie Kuiper, porque a partir de ese momento, y hasta su retirada una década después, fue acumulando un gran palmarés tanto en las clásicas -de los cinco monumentos solo se dejó sin ganar, curiosamente, el de Lieja- como en las grandes vueltas, con dos segundos puestos en el Tour de Francia. Todo ello, por una curiosa mezcla de buen rodador y también buen escalador.
Hennie Kuiper tenía 26 años cuando se consagró en el Mundial y dejó atrás sus duros inicios, en los que tuvo que compaginar su pasión por el ciclismo con la fabricación de zuecos para ganarse la vida.