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Quini, por fin libre

secuestro el 25 de marzo de 1981 el jugador del barça fue liberado del zulo donde permanecía encerrado

Quini, por fin libreFoto: D.N.

pamplona - “Cada día más, necesito saber de ti, cada día más, necesito tenerte aquí, cada día más, a tu lado quiero vivir”. Quizás fue esto lo primero que escuchó Quini alguna mañana de marzo de 1981 al despertarse. Quini, por aquel entonces estrella del Fútbol Club Barcelona, había sido raptado y vivía en un pequeño zulo subterráneo en un taller de Zaragoza. Sin saber lo que le depararía el destino, las únicas referencias que tenía del exterior eran las canciones de Julio Iglesias que sus captores usaban a modo de despertador. Al menos, era uno de sus artistas favoritos.

Pero, volvamos al principio. Enrique Castro, más conocido como Quini, nació en Asturias y desde muy pequeño demostró una facilidad natural para jugar a fútbol, ese tipo de talento innato del que solo gozan los genios. Entre 1968 y 1980, Castro alias Quini, alias el Brujo, jugó en el Sporting de Gijón, el club de sus amores, lugar donde pulverizó récords, coleccionó pichichis, debutó con la selección y atormentó guardametas cada vez que se calzaba las botas.

Uno de sus episodios más celebres sucedió en 1972, cuando en un encuentro entre España e Irlanda del Norte disputado en la localidad inglesa de Hull (No se celebró en Irlanda del Norte por el IRA), George Best, El quinto Beatle, le fracturó el pómulo izquierdo de un codazo.

La voracidad anotadora de Quini con el Sporting hizo que el Barça se interesara en sus servicios, unos servicios que requerían rascarse el bolsillo. 82 millones de pesetas pagaron los catalanes por el traspaso del delantero, una cantidad muy considerable para la época.

España, por aquel entonces, vivía una época de grandes cambios, contaba un paro del 14% y un 30% juvenil -se dice que los secuestradores eran tres jóvenes sin empleo-. Una semana antes del rapto, Antonio Tejero intentó dar un golpe de Estado. El bautizado como 23-F.

La cantidad que solicitaban los secuestradores era de 100 millones de pesetas, aunque varía según la fuente consultada. El plan consistía en depositar ese dinero en el banco Crédite Suisse de Suiza para valerse del secreto bancario. Un acuerdo legal entre España y el país helvético permitió actuar y capturar a uno de los criminales, que delató a toda la banda. El 25 de marzo Quini fue liberado. Cuentan que al entrar la Policía se cubrió bajo el colchón pensando que los captores iban a matarlo. 31 años después, el Brujo conoció y charló con uno de sus secuestradores. Quini siempre fue más señor que truhán.