Ningún mérito se le puede restar a Maverick. Dos de dos. Gestión perfecta de la carrera incluso cuando parecía que Marc se iba definitivamente en la primeras vueltas. A su excepcional nivel de pilotaje y su templanza personal, hay que añadir los dos años pasados peleándose con la Suzuki, lo que ha creado un coctel casi perfecto. Además, bajo sus piernas, tiene la hoy sin duda moto más equilibrada de la parrilla. Mientras en Iwata los de la casa de los diapasones estarán tirado cohetes, en Asaka, sede de HRC se habrán acabado las katanas de harakiri en las tiendas. Porque para el que desconozca un poco el tema, Honda y Yamaha son como el Sevilla y el Betis. Da igual cómo, da igual con quién, pero solo quieren ganarle al otro y si además de ganarles, puedes destrozarles, mejor que mejor. Cuestión de honor samurai. Por eso el doblete de Yamaha era tan exultante, con un Maverick lanzado y un Rossi para el que se acaban los apelativos. Y además teniendo a sus rivales con dos motos destrozadas en el box y sus pilotos estrella dándose mercromina. Aquí está la clave.
Honda tiene un problema en su moto. Un problema que les obliga, por cuestiones técnicas y de pilotaje de su primer piloto, a montar habitualmente delante un neumático más duro que el resto. Así pueden frenar más tarde y más violentamente en la entrada en curva y paliar sus carencias dentro y sobretodo en aceleración en salida. Y por eso, Marc y Dani se fueron al suelo de manera casi idéntica, en la curva 2, tras una frenada descontrolada. Ya el año pasado tuvieron grandes problemas en este aspecto, pero Marc logró darle la vuelta y llevarse un campeonato que a cada día que pasa tiene más mérito. Ayer sólo otro duro, Cal, logró dominar la Honda y paliar en algo el dolor.
Una luna de miel parece el box de Yamaha, con sus dos pilotos ganando y riéndose juntos. Pero como Rossi llegue a Mugello con opciones de pelear el mundial?prepárense.