Su vida ha estado ligada a la naturaleza gracias a sus padres. Garazi Sánchez eligió el surf como deporte y le ha facilitado viajar por medio mundo. Ahora, después de una etapa dura vuelve a estar en plena forma.

Más de veinte años remontando olas y los que piensa seguir, ¿no?

—Más que subida a una ola, es más bien agarrada a una tabla y conociendo el mundo con ella. Espero estar así hasta que el cuerpo aguante. Es mi forma de vivir.

Ha pasado por momentos muy duros en los que pensó que no iba a volver a surfear.

—En un principio pensé que no volvería a andar, los médicos pensaban que no volvería a hacer surf. En ese momento pasé mucho miedo, la vida me ha dado la oportunidad de reencontrarme con el surf de una manera mucho más generosa. Se dice que no hay mal que por bien no venta y esta vez me ha salido bien. Ojalá pueda seguir durante muchos años. Supongo que seguir a diferentes niveles, pero disfrutando.

¿Qué es lo que le llevó a usted al agua?

—Mi familia creció mucho en la naturaleza. Íbamos mucho de camping, con la furgoneta a Laga; íbamos mucho a los ríos. Mis padres hacían kayak surf y escalada, siguen haciéndolo. Esa niña inquieta que era yo conseguía calmarse en la naturaleza. Esa idea de diferenciarnos mi hermano y yo de mis padres me llevo al surf, al agua. Estoy agradecida de que me dieran la oportunidad de conocer la naturaleza sin miedo, pero con respeto.

Decidir que va a ser surfista y además profesional tiene que ser algo muy difícil y meditado, supongo.

—Me sorprende. Siento que nunca decidí ser profesional. Empecé a surfear con siete años . Con esa edad y siendo también un poco mayor no piensas tanto en el futuro, eso viene después. Soñaba con ir Australia, a Maldivas... Miraba las revistas y los reportajes que había sobre este deporte y tenía el sueño de surfear con delfines. Se me daba bien competir y cada vez que salía del agua era más feliz que cuando había entrado. De repente me encontré haciendo un circuito europeo y viajando por el mundo. La decisión de ser profesional la tomé hace unos cuantos años y ya lo era, no fui consciente de ello. En este tipo de deporte, si lo piensas mucho es difícil que lo consigas, no con esa presión.

¿Ha sido duro?

—Sí. Sobre todo siendo mujer en lugar que no es ni Australia ni California. Fue algo más natural de lo que me había imaginado. Nunca dije: Voy a ser surfista.

Ha dicho sobre todo siendo mujer. ¿Sigue siendo difícil mantenerse en la ola siendo mujer?

—Sí. Cada menos, afortunadamente. De hecho, cuando era pequeña la figura que teníamos en el campeonato era un concurso que se llamaba miss culo reef. Esa era la posición que tenía la mujer en el evento de surf, quién tenía el mejor culo y los chicos surfeaban. Con ese tipo de referentes, es a celebrar el cambio que ha dado la posición que tiene la mujer en este deporte.

Ya no existen ese tipo de eventos, imagino.

—No. Claro que no. Pero el surf llegaba con ese tipo de tradiciones. Las mujeres estamos teniendo hoy unas posibilidades para ser profesionales que antes eran inviables. Hace un par de años hubo una queja, en la página de una marca, los chicos salían surfeando y en la otra una chica en bikini. De vez en cuando surge ese estereotipo. La imagen de este deporte ha estado sexualizada y parecía que la posición de la mujer era estar en la orilla en bikini. Cada vez se está normalizando más, que estemos en bikini o en traje, pero en el agua.

Estuvo a punto de ir a los Juegos Olímpicos de Tokio, no pudo ser.

—No me recuperé del todo, estaba renqueando y fue un palo duro. Después volví a coger ritmo. Para los Challenguer me volví a clasificar. A veces hay cosas que no están en tu mano por mucho que tú hagas. También hay que aprender de ellas. También te digo que en su momento no te diría esto, fue muy duro no poder estar allí. Sobre todo después de lo que emocionalmente me había supuesto la lesión y de toda la presión de ir contrarreloj. Creo que todo lo que me ha ocurrido me ha dado una cierta madurez deportiva, la he cogido condensada y en poco tiempo. Estoy con ganas, hay un mundial en septiembre y el año que viene es año olímpico. Todo está en marcha y estoy dispuesta a aprovechar lo aprendido anteriormente.

El surf le ha dado la oportunidad de conocer muchos países y de viajar alrededor del mundo. ¿Ha habido alguno que le haya impresionado más que otro?

—El mundo es un sitio increíble y cada país te ofrece muchas cosas. A veces tus impresiones tienen que ver con las experiencias que has vivido en ellos. México es increíble, también gana mucho por el idioma, consigues conectar mucho con las persona de allí. Allí hice viajes sola siendo muy joven. Fue un momento de descubrimiento mío. Es uno de los países del que tengo recuerdos más bonitos. Australia es un país increíble también, tiene una naturaleza brutal, en Maldivas hay una fauna apasionante. En Australia hice la costa durmiendo en un coche y fue maravilloso y apasionante. Todo tiene que ver con las experiencias que vives en el país y con quien las compartes. Está claro que a mí el surf me ha dado una opción, la de viajar. No sé si empecé a ser profesional porque lo que más deseaba era viajar.

¿Un sueño?

—Absolutamente. Poder vivir lo que te cuentan y lo que ves en películas o ver otras formas de vida, te hacer ver la vida de otra manera. Te abre los ojos a otros mundos muy diferentes al tuyo. Cada vez que vas a un viaje vuelves siendo una persona un poco diferente. Me llena un montón y hacerlo con la excusa de buscar olas es un placer. Esa excusa es de alguna manera sentir que estrujas tu vida.

¿Se había propuesto alguna vez otra profesión?

—Empecé Ingeniería mecánica en la Casilla. Continuar los estudios era bastante complicado por sistema de vida. He hecho Empresariales a distancia. He tenido mis dudas sobre lo quería ser, pero ese miedo nunca me ha parado y siempre he querido formarme. Me interesan los idiomas, hablo euskera, francés, inglés... He intentado que el deporte no sea la única opción. Tanto si lo quiero dejar o el deporte me deja mí, me gustaría ser útil en otro trabajo. He aprendido a pensar en otras cosas que no tienen tanto que ver con la actividad física en sí. Quiero ser surfista porque es mi decisión y no porque no sepa hacer otra cosa.

¿Le da vértigo pensar en cambiar de vida profesional?

—Pienso que eso le ocurre a todo el mundo. La educación y la formación ha sido siempre tan importante como ir a entrenar. No sé qué hubiera sido, creo que no lo sabré nunca, pero lo que sí sé es que puedo hacer otras cosas y que el surf es una opción que he decidido yo, pero que no es la única de cara al futuro. Lo que sí te digo es que ahora es que tengo por delante un calendario de surf que me ilusiona y me motiva mucho, ya veremos qué pasa.

Supongo que estar un año sin surfear tuvo que ser muy duro.

—Me di cuenta que había muchas cosas que me interesaban, que no todo era surf, me dio mucha calma. Estando sin competir y sin surfear, no sé si tanto como en el surf, pero pude disfrutar mucho haciendo otras cosas, un documental, Vergüenza. Hice también otras cosas que no me hubiera imaginado y también descubriendo que hay otras...

¿Qué hay vida después del surf?

—Entre otras cosas. Siempre he sabido que era posible. Un año parada me ha servido para darme cuenta que se puede disfrutar de otras cosas.