Ha vuelto a pasar en el tenis, una vez más: Amanda Anisimova, la gran promesa estadounidense, se toma un descanso con solo 21 años porque “es insoportable estar en un torneo”. La presión mental que sufren las tenistas –no solo seguir ganando partidos, sino todo lo que les vomitan en las redes sociales, incluso por su físico...– es de tal calibre que muchas tenistas, sobre todo las de corta edad, deben convivir con la ansiedad o la depresión, y a veces se rompen. Le pasó a Naomi Osaka y le ha pasado a Paula Badosa, que comentaba que pasar del anonimato a ser una de las mejores del mundo “es un shock. Mi cabeza, mi madurez y mi tenis no estaban preparados para asumirlo...”. Si cuando surge un crack en el fútbol todos vemos la necesidad de protegerlo de las tarascadas de sus rivales, en deportes como el tenis alguien debería buscar el modo de proteger a las niñas, porque eso son la mayoría, de las patadas de su propio éxito.