Un concejal de Vox en Zaragoza dice que incentivar allí el uso de la bici es “fascismo y totalitarismo”, y lo argumenta con una frase peculiar: “Un ciclista contamina más que un peatón porque emite más CO2...”. Ese concejal nos hace recordar a aquél de UPN en Pamplona que se oponía a un carril-bici porque “esas utopías condujeron a los campos de concentración y a 20 millones de muertos”. Y ambos se unen a muchos alcaldes del PP de toda España que no dicen tanto disparate, pero hacen poco o nada por limpiar sus ciudades del humo de los coches. La oposición de la derecha y la ultraderecha españolas al uso de la bici nos ha sorprendido siempre, porque cabría esperar unanimidad en temas de salud tan básicos. Y porque solo pasa aquí: en los Países Bajos hay más bicis que personas, pero gana la extrema derecha. Sin embargo, en España, por lo que sea, las bicis son cosa de rojos, perroflautas y demás chusma.