Suzuki GSX-8S: a escala humana
A escala humana, esta es la clave para los nuevos tiempos: estilo deportivo y prestaciones y comportamiento a buen nivel, pero sin que se disparen los costes de compra y mantenimiento, ni tampoco se sobrepasen las capacidades del motociclista medio.
Suzuki es una marca de motocicletas que ha logrado a lo largo de su historia lanzar al mercado modelos de gran éxito comercial. Ejemplares como sus GS 500, una naked de media cilindrada y buenas prestaciones ideal para el uso diario y las escapadas de fin de semana; la superdeportiva e innovadora GSX-R 750 de 1985, con sus 100 CV, chasis de aluminio y un peso de sólo 185 kg, a la que décadas después siguió una generación irrepetible de GSX-R de 1000, 750 y 600 centímetros cúbicos (cc); las polivalentes trail V-Strom de 650 y 1.000 cc, o la admirada saga de scooters Burgman de 250, 400 y 650 cc, son una buena muestra de ello.
En todos estos casos Suzuki asoció su tradicional capacidad para ofrecer productos de gran calidad y fiabilidad y unos costes de mantenimiento razonables con una combinación de audacia y atrevimiento. Audacia, porque se adelantaban a las necesidades del amantes de las dos ruedas, y atrevimiento, porque creaba nuevos campos comerciales a los que la competencia, antes o después, tendría que responder.
Pues bien, hace tiempo que en Suzuki no han innovado lo suficiente como para lograr buenas cifras de ventas, al menos en el mercado occidental, y, lo que es peor, han dejado morir por falta de relevo y puesta al día a modelos que en su día fueron todo un éxito, como por ejemplo su saga de deportivas y naked, los scooters de medio y gran cubicaje o las trail. Para colmo, no cuentan con una gama de entrada al mercado con motos de baja y media cilindrada, entre 250 y 650 cc.
Con una estética agresiva, prestaciones más que suficientes, un buen comportamiento dinámico y un contenido precio, la GSX-8S lo tiene todo para triunfar
Afortunadamente, parece que comienzan a reaccionar y ya han puesto a la venta una nueva generación de bicilíndricos transversales de 776 cc en formato naked streetfighter y trail a la que seguirá una nueva versión trail asfáltica y esperemos que una sport turismo. Un servidor, además, les pediría una variante retro sport al estilo de las Kawasaki Z RS o de las viejas Bandit, dirigida a los compradores maduros que desean una moto para todo, también para viajar a dúo, y con estilo elegante y cierta comodidad.
Hoy nos subimos a la Suzuki GSX-8S, una naked streetfighter de estética agresiva, pero amable en su manejo, bastante confortable para lo que se estila en este segmento, ligera (202 kg en orden de marcha), relativamente potente (83 CV a 8.500 rpm y 78 Nm de par máximo a 6.800 vueltas), con caja de cambios de seis marchas y asistente en ambas direcciones de serie (no necesita embrague para subir y bajar de relación), unos 200 km/h de velocidad máxima, una contenida altura de asiento (810 mm), tres potentes frenos de disco con excelente tacto y dosificación, suspensiones sólo regulables en precarga en el monoamortiguador trasero, con bieletas, un consumo homologado de 4,2 litros a los 100 km, anchos y pegajosos neumáticos Dunlop RoadSport 2 (120/70 R17 y 180/55 R17) y un escueto depósito de combustible de 14 litros. Todo esto combinado con un excelente, por lo claro, completo y visible, cuadro de instrumentos LCD TFT de 5 pulgadas, tres modos de conducción y tres niveles de asistencia en el control de tracción.
Su motor transversal de 776 cc con cigüeñal calado a 270 grados busca ofrecer el tacto y la ausencia de vibraciones de un bicilíndrico en V a 90 grados, y la verdad es que se aproxima mucho, pero ocupando menos volumen, centrando más las masas y con menos costes de fabricación. De entrada sus 83 CV podrían parecer pocos, pero luego en la práctica –aspecto que también han corroborado numerosas pruebas de la prensa especializada- el buen rendimiento a bajo régimen y la espectacular respuesta en la zona media del tacómetro, con una parte alta también satisfactoria, nos convencen de que su empuje, respaldado por unos desarrollos del cambio y un manejo de la caja excelentes, es más que notable. El sonido del motor, también delicioso, y la respuesta suave, progresiva y contundente configuran un conjunto irreprochable. Las prestaciones son más que suficientes, con unos 200 km/h de punta y sobre todo unas aceleraciones y recuperaciones que te dibujan una sonrisa en la cara a cada salida de curva.
La nueva plataforma de chasis y motor es una base excelente para desarrollar futuras variantes de carretera y trail con las que completar la gama Suzuki
El complemento a este propulsor llega de la mano de un chasis a su altura e incluso por encima. Con suspensiones consistentes y firmes, pero a la vez capaces de absorber las irregularidades y de aportar un confort de marcha aceptable, y un bastidor sólido y hasta bonito con su subchasis posterior atornillado, la GSX-8S te acaba robando el corazón. Ligera, manejable, precisa y estable en todo momento, brilla en ciudad y carretera. Queda la pega de su nula protección aerodinámica -por encima de 130 km/h acaba cargando los hombros, por lo que un servidor le pondría una pantalla sin dudarlo-, la escasa autonomía de su pequeño depósito y la incomodidad del asiento y falta de asideros para el acompañante, lo que limita su capacidad rutera; pero así son las naked streetfighter, todas comparten estas carencias que los viejos moteros siempre solventaríamos con las cualidades de una buena Bandit con este motor y chasis.
En definitiva, esta GSX-8S (a la venta por 8.899 euros más matrícula) es una excelente naked streetfigter y una buena base sobre la que desarrollar nuevas variantes. ¿Qué tal una Burgman con llantas de 17 pulgadas, cambio automático, gran depósito para viajar lejos y transmisión secundaria por correa o cardan con este motor de 776 cc y una respuesta suavizada? Sería como la Pacific Coast o la Deauville que Honda dejó de fabricar hace tiempo y para la que existe mercado, o la Burgman de los que buscan la comodidad y practicidad de un scooter y las prestaciones y estabilidad de una moto. El que no se arriesga, no gana.