Con la llegada otoño, también lo hacen las lluvias. Un fenómeno atmosférico que trae consigo nuevos peligros a la carretera. Según apuntan desde la Dirección General de Tráfico, el riesgo de sufrir un accidente de tráfico aumenta el 70% cuando llueve. Aunque, según afirman, la clave no está tanto en que el asfalto esté seco o mojado, sino en la reducción de la visibilidad que se produce. Es aquí cuando entran juego el limpiaparabrisas y las escobillas.

El limpiaparabrisas es un elemento al que no se le presta atención hasta que llueve. Sin embargo, tal y como así lo indican los expertos, su función es fundamental para garantizar la seguridad de quien está en el vehículo, ya que permite una correcta visión de la carretera.

Según un estudio de la Fundación para la Seguridad Vial, el 75% de los usuarios admiten haber conducido con las escobillas en mal estado o con el parabrisas sucio. Más del 70% aseguran que no cambian las escobillas con la frecuencia recomendada. Además, el 60% de las personas encuestadas reconocen que no comprueban que su parabrisas esté limpio para que les permita tener buena visión.

Cómo cuidar los limpiaparabrisas del coche

Para no olvidarse de su mantenimiento, los especialistas de la DGT dan los siguientes consejos:

  • Escobillas. Es aconsejable limpiarlas con un paño con agua, sin usar productos químicos para no dañar las láminas de goma. Debemos hacerlo de manera periódica para eliminar los restos de grasa y suciedad. También tenemos que comprobar que las escobillas no están torcidas y que se adaptan correctamente al parabrisas del coche (si no es así, hay que corregir esa posición de forma manual).
  • En caso de heladas o nevadas. Si el coche va a estar aparcado en la calle, se recomienda poner un cartón o un plástico entre las escobillas y el parabrisas. También es aconsejable llevar anticongelante en el líquido limpiaparabrisas para evitar que la lengüeta de goma de la escobilla se congele y se rompa. No debemos activar las escobillas si el parabrisas está congelado o hay mucha nieve, ya que las propias escobillas o el motor del limpiaparabrisas pueden dañarse al atascarse o pegarse por la nieve o el hielo.
  • Depósito. El limpiaparabrisas va más allá de las escobillas, por lo que es importante comprobar que el depósito tiene líquido, sobre todo cuando llegan las primeras lluvias. Si no es así, debemos rellenarlo con un líquido limpiaparabrisas adecuado que incorpore anticongelante para evitar que se congele en caso de que bajen mucho las temperaturas. Además, si vemos que el depósito se descarga con frecuencia, tenemos que revisarlo bien porque quizá tiene una fuga, por lo que habría que cambiarlo o repararlo.
  • Salidas del líquido. Otro punto importante a revisar son los agujeros por los que sale el líquido hacia el parabrisas. Deben estar limpios y bien orientados. Al salir, el líquido debe cubrir la mayor cantidad posible de superficie y hacerlo de manera uniforme. Con un alfiler, las podemos orientar bien, pero si vemos que no lo conseguimos, tenemos que acudir a un taller.
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¿Cuándo debemos cambiar las escobillas?

Según señalan los expertos de la DGT, lo recomendable es revisar las escobillas una vez al año, aunque siempre hay que estar atentos a no llevarlas muy deterioradas, especialmente en los meses de otoño. Los cambios de temperatura y la contaminación pueden dañar la goma, por lo que, al usar los limpiaparabrisas, es posible que queden huellas o que se provoquen daños en el cristal.

Con el paso del tiempo, la goma se endurece y se daña, provocando ruidos y saltos bruscos cuando el limpiaparabrisas se pone en funcionamiento. Todas esas señalas nos indican que es el momento de cambiar las escobillas.

Los productos con los que eliminar el molesto ruido de las escobillas del parabrisas

Para despedirse del molesto ruido de las escobillas del parabrisas, los especialistas recomiendan mezclar en un recipiente agua con vinagre blanco. Después de mezclar los ingredientes, lo aconsejable es mojar un poco un paño limpio y limpiar bien las escobillas. También es recomendable pasarlo por el cristal o los brazos de los limpiaparabrisas.

A continuación, se aconseja utilizar aceite de coco corporal para echar sobre las escobillas. De esta forma, se consigue que se rehidraten las gomas de los limpiaparabrisas. Después, solo queda el exceso de aceite de coco.