Moscú. Odiados y temidos en el pasado, los comunistas rusos aglutinan el voto de protesta contra el Kremlin y se proclaman como la alternativa a Vladímir Putin. "Los rusos ya no se tragan esos cuentos sobre Stalin y el Comunismo. Los rusos ya no nos temen. El régimen de Putin nos va a llevar a la ruina", aseguró ayer a Efe Serguéi Óbujov, diputado y uno de los dirigentes del Partido Comunista de Rusia (PCR).

El PCR, las nuevas siglas de los comunistas tras la refundación que siguió a la ilegalización del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), fue la segunda fuerza más votada en las recientes elecciones legislativas con el 19,2% de los sufragios. Para sorpresa de analistas rusos y occidentales, los comunistas duplicaron sus resultados de los pasados comicios parlamentarios (11,57%) al recibir el apoyo de los "descontentos de las grandes ciudades rusas con la gestión de Putin".

"Se trata de trabajadores de entre 35 y 45 años, que están hartos de la imitación de democracia en Rusia y de la falta de libertad, votos que han supuesto un 10% de nuestro electorado", manifestó Óbujov. Con todo, los comunistas no están contentos, ya que consideran que las autoridades les han robado entre 6 y 8% de los votos. "Las elecciones serán legales, pero no legítimas. Nuestros activistas y observadores fueron víctimas de la presión administrativa y de comportamientos dignos de procesamiento penal. El escrutinio fue fraudulento. Los resultados no reflejan la voluntad popular", dijo.

Los comunistas creen que Rusia Unida, partido liderado por Putin y cuyas listas fueron encabezadas por el presidente ruso, "recibió no más del 40% de los votos". "Cuando los primeros resultados oficiales eran de 40% para Rusia Unida y 25% para los comunistas cundió el pánico.