ROMA. "Hay que darles una sepultura digna y varios pueblos sicilianos han mostrado su disponibilidad a pesar de sus pequeños cementerios", anunció el ministro del Interior, Angelino Alfano.
Los cuerpos de los 111 inmigrantes recuperados hasta ahora se encuentran aún en el hangar del aeropuerto de Lampedusa, pero Alfano advirtió de que se cree que habrá muchos más cadáveres en la bodega del barco que, recordó, "es dónde se hacinan aquellos que pagan menos por el viaje".
A la pequeña isla de 20 kilómetros cuadrados llegaron hoy 120 ataúdes desde Sicilia, que por ahora son suficientes, pero se prevé que tendrán que enviar más.
Los ataúdes se encontraban en dos grandes camiones, seguidos por cuatro coches fúnebres, que también llegaron desde Sicilia, y fueron descargados uno a uno frente al hangar del aeropuerto.
Los cuerpos ya descansan en los ataúdes después de que el responsable médico de Lampedusa, Pietro Bartolo, inspeccionó los cadáveres de los 111 inmigrantes.
"He efectuado personalmente la inspección de los cuerpos. Ha sido desgarrador pensar en el sufrimiento de estas personas, de las 49 mujeres y de los niños, y además, por desgracia, en el fondo del mar, podría haber aún tantos", dijo Bartolo.
Las tumbas de estos inmigrantes serán como las que ya hay en el pequeño cementerio de la isla, lápidas sin nombre, sin nacionalidad y sólo indicarán si allí descansa un hombre, una mujer o un niño.
Por el momento debido a las condiciones del mar se encuentran suspendidas la tareas de búsqueda de los otros 200 inmigrantes que se cree viajaban en el pesquero que naufragó.
UN DRAMA INOLVIDABLE El capitán del pesquero italiano "Angela C.", uno de los primeros en socorrer a los inmigrantes náufragos ayer cerca de la isla de Lampedusa, aseguró que se vieron rodeados por las cabezas de los indocumentados que se encontraban en el agua.
"Estaba lleno. Buscaban ayuda. Yo les lancé una cuerda pero no conseguían cogerla, ni siquiera a diez centímetros", declaró el capitán, Raffaele Colapinto, en una entrevista que publica hoy el diario italiano "La Repubblica".
El marinero rememoró la experiencia vivida junto a su hermano, Domenico, y su sobrino, Francesco, en la que se convirtieron en "pescadores de hombres".
"Estaban llenos de gasóleo. No éramos capaces de tirar de ellos hacia arriba. Se nos escapaban de las manos", lamentó Colapinto, quien explicó que finalmente él y su tripulación lograron rescatar a 20 personas, 18 vivas y dos cadáveres.
Una de las fallecidas "estaba atada a la camisa de su hermana, para que no se hundiera", contó el marinero.
"El mar estaba lleno, lleno. Buscaban ayuda. No tenían fuerza para subirse, estaban agotados", recordó.
Ante tal desesperación, su sobrino quiso tirarse al agua para salvar a un niño pero Raffaele se lo impidió: "lo tuve que parar, era demasiado peligroso, lo habrían ahogado".
Un drama que nunca podrán olvidar: "Había tantas mujeres, tantos niños (...) Nunca creí que tuviera que cerrar los ojos ante gente muerta. Nunca había sucedido una cosa así en Lampedusa, tan cerca de la costa".