No hubo clemencia para Miel Otxin
Lantz vivió ayer su jornada más especial del año. El último desfile de carnaval terminó, como no podía ser de otra manera, con el ajusticiamiento del ladrón Miel Otxin, que acabó ardiendo en la plaza del pueblo mientras los "txatxos" celebraron la victoria bailando el zortziko.
no pudo escapar de su destino. Un año más, el cuerpo del ladrón de Lantz ardió en la hoguera poniendo fin así al carnaval. La localidad terminó de esta manera con las tres jornadas más importantes del año que se caracterizan por colorido, alegría y el recuerdo de la historia. "El carnaval de Lantz no se puede definir con palabras, hay que sentirlo desde el corazón y la gente de aquí lo vivimos con una gran intensidad, son unos días muy especiales para nosotros", afirmó Luis Mariñelarena, que da vida al Zaldiko durante estas fechas desde hace muchos años.
La mala meteorología de la tarde de ayer hizo que el público fuera menos numeroso que otros años pero, aún así, los coches aparcados ocupaban buena parte de la carretera. El espectáculo se hizo esperar y no fue hasta dadas las 20.30 horas cuando la cola de Zaldiko asomó por la ventana de la posada, anunciando que, de un momento a otro, la comitiva saldría a la calle. Los niños miraban con gran expectación y lucían gestos entre el miedo y la curiosidad. Las hermanas Saioa y Libe, de 9 y 6 años, habían llegado desde Pamplona para ver en persona a los conocidos personajes. "Ziripot es el que más nos gusta", afirmaron las hermanas, que repetían por segundo año a presenciar el espectáculo del martes de carnaval junto a su padre Xabier. La lluvia no perdonó y acompañó a la comitiva durante todo el desfile. Los herreros fueron los primeros en salir con su feroz aspecto y los txatxos los siguieron y con sus aullidos y carreras movilizaron a todo el público allí presente. Ziripot, Miel Otxin y Zaldiko aparecieron los últimos pero acapararon las miradas de todos los visitantes.
los protagonistas Esta celebración es un gran ejemplo de trabajo en equipo ya que de los 120 habitantes con los que cuenta Lantz, cerca de 80 participan en los actos de carnaval este año. "A todos nos gusta participar porque es algo muy nuestro y hay que mantenerlo", señalaron. 46 txatxos salieron a escoltar al bueno de Ziripot, encarnado una vez más por Joseba Ariztegi. Esteban Ariztegi, Aitor Sagastibetza, José Etxaide, Iñaki Mariezkurrena, Oskar Ziganda, Iñigo Oyarregi e Imanol Loyarte fueron los encargados de hacer bailar a la figura de Miel Otxin por las calles de la localidad en su último paseo. Luis Mariñelarena encarnó a Zaldiko que no paró de tirar a Ziripot al suelo, hasta que los 10 herreros hicieron su trabajo y pararon la furia del caballo. Oskar Ciganda y Mikel Mariezkurrena han sido este año los mayordomos, encargados de comprar la ropa de Miel Otxin, coordinar a todos los participantes y contratar la música (txistus de Fermintxo Garaikoetxea, Fermintxo Salaberri y Javier Irisarri y acordeón de Miguel Ángel Agerralde). Luis Mariñelarena quiso hacer una mención especial a Isabel Baleztena, encargada de coser las ropas del ladrón, y a Margarita Ciga y Victoria Eugui, que se encargan cada año de confeccionar el gorro. "Aunque en el desfile vamos casi todo chicos, el papel de las mujeres es importante por el trabajo que hacen antes y también por tratarnos tan bien cuando vamos de ronda por las casas", aseguró Mariñelarena.
La quema del bandido no supuso el fin de la fiesta ya que los de Lantz y algunos visitantes, como Ana López y Amaia Munárriz, continuaron celebrando en la posada el triunfo de la justicia.