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Cuevas: de turismo por el sexto continente

Ocho cuevas de la cornisa cantábrica, entre ellas las navarras de Mendukilo, Urdazubi y Zugarramurdi, celebran mañana por primera vez el Día de las Cuevas, una forma de promocionar unos tesoros de la naturaleza que están al lado de casa.

Cuevas: de turismo por el sexto continenteNerea Mazkiaran

TODAS las cavidades conocidas en el mundo puestas en línea recta darían una longitud de 25.000 kilómetros y los científicos presumen que eso sólo es la décima parte de las que existen. El mundo subterráneo es "el sexto continente, el último que nos queda por descubrir", señala Eneko Agirre, responsable de la empresa que gestiona la Cueva de Mendukilo y vocal de la Asociación de Cuevas Turísticas Españolas (ACTE). Con estas premisas, ocho cuevas, tres de Navarra, dos de Vizcaya, dos de Guipúzcoa y una de Iparralde, se han asociado bajo la denominación El subsuelo sin fronteras. "Cada cueva es única pero, al contrario que en otros sectores turísticos, aquí no existe la competencia; si a la gente le ha gustado una cueva, seguro que visita otra", señala Aguirre. La percepción de que existe un "turista del mundo subterráneo" les llevó a crear hace dos años una asociación con las cuevas de Mendukilo (Astitz), Ikaburu (Urdazubi-Urdax), Sorginen Lezea (Zugarramurdi), Arrikrutz (Oñati), Pozalagua (Karrantza) y Sara (Lapurdi), a las que el año pasado se unieron las de Ekainberri (Zestoa) y Kobenkoba (Karrantza). En principio, la asociación creó unos pasaportes turísticos que ofrecían descuentos y regalos, pero que no han resultado todo lo eficaces que se esperaba, y menos en la actual época de crisis. Un nuevo impulso llega ahora con la creación de la página web www.lurpea.com, financiada por Udalbide, y la convocatoria del primer Día de las Cuevas, con descuentos del 50%, sorteos y actividades especiales de animación que tendrá lugar mañana domingo y que nace con voluntad de continuidad anual cada primer fin de semana de marzo.

elemento dinamizador Las ocho cuevas hermanadas suman unos 350.000 visitantes anuales, una cifra que da idea de la importancia que tienen estos recursos para la dinamización de las zonas rurales en las que se asientan. La más visitada es la de Sara, con unas 100.000 entradas, seguida de Zugarramurdi, por encima de 50.000. El resto oscilan entre las 25.000 y las 40.000 visitas. "Es muy difícil que una cueva turística dé dinero porque requiere de unas inversiones importantes, pero como motor de desarrollo funcionan muy bien. El ejemplo lo tenemos aquí mismo, en Mendukilo, que atrae cada año a 25.000 personas a Larraun", sostiene Eneko Agirre.

A pesar de todo, las cuevas siguen siendo desconocidas para el gran público. Por ejemplo, en Navarra existen 4.000 cavidades catalogadas y la Federación Navarra de Espeleología apenas tiene 120 federados. "Somos el paraíso de la espeleología. Aquí, en la sierra de Aralar hay mil cavidades y lo lógico sería que se nombrase geoparque pero tiene que ser la propia población la que se conciencie de que es necesaria una protección, y para que se sensibilice es imprescindible mostrárselo; por eso las cuevas turísticas desempeñan un papel muy importante en este sentido de cara a educar a la población y como elemento didáctico", reflexiona Eneko Agirre.

La utilización turística de las cuevas naturales es muy antigua. La gruta de las Maravillas de Aracena ya se visitaba hace un siglo. De las ocho unidas en el proyecto El subsuelo sin fronteras, cuatro (Sara, Zugarramurdi, Urdazubi y Pozalagua) se vienen utilizando desde hace décadas, y las otras cuatro (Mendukilo, Kobenkoba, Arrikrutz y Ekainberri) tienen menos de cinco años. En todas ellas ha entrado de alguna manera el factor tecnológico como complemento a lo que la naturaleza ha formado a lo largo de miles de años. "Una cueva moderna no es la que tiene un tren chu-chu y un ascensor, sino aquella que realiza una gestión sostenible de las visitas; en este sentido las nuevas tecnologías son muy importantes porque permiten por ejemplo habilitar un centro de interpretación o una réplica cuando las cuevas no son visitables. Aquí cerca tenemos el caso de Lantz, una cueva excepcional, pero muy delicada y que posiblemente no admitiría un gran número de visitantes. Otro ejemplo es Santimamiñe, donde se ha optado por sustituir la entrada a las grutas por una visita en tres dimensiones que funciona muy bien, o Altamira, donde cuatro años después la gente ya ni menciona que está viendo una réplica", señala Agirre.

El futuro Las ocho cuevas hermanadas están abiertas a la incorporación de cualquier otra al proyecto, de forma que la aspiración final es aglutinar a todas las cavidades de la cornisa cantábrica. Otro proyecto es la organización de un rally fotográfico con la idea de dar satisfacción a ese público "que acude con su cámara y que cree que no les dejamos hacer fotografías porque queremos vender postales, cuando no es así; no se permite tomar fotografías porque eso haría imposible dinamizar la visita", asegura Eneko Agirre.

También aspiran a conseguir un mayor apoyo de las administraciones públicas. "Navarra debería redoblar esfuerzos para potenciar y acercar a la gente el turismo subterráneo porque el patrimonio que tiene realmente lo merece. Mendukilo, por ejemplo, es mucho más que una cueva turística, es un aula de educación ambiental y un laboratorio subterráneo, hacemos espeleoaventura, difundimos el nombre de Navarra, participamos en congresos, intentamos divulgar la ciencia", señala el gerente de Cuevas de Astitz SL.

La estalactitas excéntricas de Pozalagua, la prehistoria sintetizada en Kobenkoba, el complejo kárstico más importante de Guipúzcoa en Arrikrutz, las brujas y el akelarre de Zugarramurdi, el sonido del río Urtxume en la cueva de Urdazubi, la diversidad de formaciones y el volumen de las salas de Mendukilo, la réplica de las pinturas declaradas Patrimonio de la Humanidad en Ekainberri o ese meandro en directo de Sara. Son ocho posibilidades para sentir sensaciones únicas, mañana, Día de las Cuevas, o cualquier otro.