SAN ADRIÁN. Un artículo de un estudiante de segundo de Bachillerato para la revista Egavista, una publicación que realizan los alumnos y profesores adrianeses dos veces al año, ha sido censurado. El texto de dos páginas de un joven vecino de San Adrián hablaba sobre la situación de la enseñanza pública y los recortes, algo que debió ofender al director del centro, que ordenó que esas páginas no se publicaran.
Esta situación ha puesto en un compromiso al responsable de esta revista, Ernesto Muro, que fue quien autorizó la publicación del artículo. "A este alumno le han quitado la voz que yo le di. Han llevado este asunto de manera poco inteligente porque el artículo podía haber pasado desapercibido ya que se trata de una modesta revista de instituto que solo leen los alumnos y algunos padres. Esta situación a mí me afecta como responsable porque me deslegitima, pero al autor del texto lo han censurado", aseguraba Muro que añadía que "es una situación complicada porque en el día a día les enseñamos a los alumnos la importancia de mirar la realidad de forma crítica, de socializarse, y esto rompe con todos esos valores".
El artículo acababa con una serie de razones por las cuales se habían manifestado a favor de la enseñanza pública: "porque esta crisis no la hemos provocado nosotros y por ello no debemos arrodillarnos y sufrir los castigos impuestos por sus causantes. Porque con las reformas no nos espera otro futuro que el de la precariedad tanto estudiantil como laboral... no somos cifras, somos personas con una vida por delante y no debemos consentir que unos burócratas nos la echen a perder".
Este tema ha levantado ampollas entre los estudiantes, que lejos de quedarse callados, han alzado la voz de forma unánime con textos que reafirman su libertad para expresarse. "¿Acaso el IES Ega no es un centro público? ¿Por qué tanto miedo entonces a un par de artículos que reclaman justamente eso: una enseñanza de calidad?", apuntaba otra alumna que insistía en que "estas preguntas las tendrán que contestar nuestros queridos amigos, aunque dada la cantidad de tejemanejes y chanchullos que por ahí se cuecen, semejante atentado a la libertad de expresión es lo mínimo que nos podemos esperar".
La dirección, con la que no se pudo poner en contacto este periódico, alegó en su día, entre otras cosas, que el artículo podía ofender alguna sensibilidad y que se metía con la Iglesia cuando en el texto se afirmaba que "las subvenciones a los centros concertados siguen vigentes, y esto no favorece la igualdad, sino que perjudica a la educación pública, favoreciendo la privada la cual pertenece casi por completo, 'casualmente', a órdenes religiosas".
En un primer momento la dirección tomó la decisión de no publicar el texto, pero tras numerosas llamadas pidiendo explicaciones, se convocó un consejo escolar. Esta reunión, que estuvo formada por 14 personas; entre ellos padres, alumnos y profesores, decidió ratificar la decisión de no publicar el texto del alumno adrianés, algo que para muchos supuso "el camino más fácil para evitar problemas".
Finalmente, el responsable de la revista se desvinculó del proyecto y la publicación vio la luz. En su interior, y para sustituir las dos páginas que habían sido eliminadas, se añadió un texto sobre proyectos tecnológicos que habían realizado alumnos de otros cursos del centro educativo.