DESPUÉS de una limpieza concienzuda en el armario, a menudo se acumulan bolsas de ropa vieja que lleva años sin ser utilizada pero que, por encontrarse en buen estado, se ha librado de acabar en la basura en anteriores cribas. Esas prendas que ya no usamos tienen todavía mucha vida por delante, y los encargados de dársela son, en la Cuenca de Pamplona, los Traperos de Emaús.

A comienzos de la década de los 80, los Traperos de Emaús empezaron a realizar las primeras experiencias de recogida selectiva, una práctica que siguen llevando a cabo a día de hoy en colaboración con la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, organismo encargado de gestionar los residuos.

Para deshacerse de la ropa vieja, el canal recomendado por la Mancomunidad son los puntos limpios. En la actualidad existen tres fijos ubicados en los aparcamientos de los hipermercados Eroski y Leclerc y en la Ciudad del Transporte, además de los móviles que se trasladan por los diferentes barrios de la ciudad. Es allí donde los Traperos de Emaús recogen la ropa depositada por los ciudadanos para trasladarla a sus locales, donde es clasificada según el estado en el que se encuentra.

De esta forma, la ropa que todavía puede utilizarse para vestir se pone a la venta, tras ser desinfectada, en los tres rastros de la fundación, situados en las calles Río Arga, Artica y Julián Gayarre. Las prendas que se encuentran en condiciones algo peores pasan por un proceso de clasificación según tejido y posteriormente se les cortan las cremalleras o botones y se trocean para venderse como trapos a las industrias. Por último, la ropa que se encuentra en muy mal estado se desecha.

Los Traperos de Emaús recogen en la Comarca de Pamplona una media de 457 toneladas de ropa anuales, cifra en la que se incluyen los depósitos que los ciudadanos realizan en los puntos limpios y también los que llevan a cabo directamente en los locales de la fundación. Asimismo, esta cantidad también engloba las recogidas puerta a puerta por los portales que los Traperos de Emaús efectúan una vez al mes en los barrios de San Juan, Ermitagaña, Ensanche, Chantrea y en la calle Abejeras. Esta recogida se anuncia previamente mediante una nota en la que la fundación se identifica como Traperos de Emaús.

Esta identificación es importante porque, desde hace algún tiempo, diferentes organizaciones se dedican a recoger la ropa vieja que los ciudadanos desean tirar y utilizarla para fines lucrativos. Según Jose Mari García, de Traperos de Emaús, "el problema con estas organizaciones es que utilizan mensajes equívocos de solidaridad, medio ambiente, cooperación... tocan la fibra sensible de los ciudadanos para que les entreguen ropa, cuando detrás se esconde un negocio lucrativo". García opina que "esos mecanismos serían legítimos si se utilizaran mensajes sinceros. Cuando se dan otros mensajes es cuando molesta, por el engaño", y añade que, además, "no está muy claro el fin" al que se destina esa ropa.

García explica que estas entidades "operan fuera de la autorización de ayuntamientos o mancomunidades, instalando contenedores en gasolineras o aparcamientos de centros comerciales. En los contenedores suele haber un teléfono, pero si llamas nadie responde. También nos han llamado vecinos para decirnos que dejan cartones en los portales solicitando que ahí se deje la ropa".

En los ayuntamientos de la Cuenca de Pamplona se han registrado en los últimos meses peticiones de diferentes organizaciones de este tipo para colocar recipientes en portales en los que la gente pueda depositar su ropa vieja o instalar contenedores en la vía pública con el mismo fin. Es el caso de Burlada, donde su alcalde, Juan Carlos González (UPN), reconoce que en el último año se recibió una solicitud de este tipo: "Policía Municipal hizo un informe diciendo que este tema estaba dando problemas, y como ya hay otras vías para entregar la ropa vieja, como el ropero de Cáritas o los Traperos de Emaús, no concedimos el permiso".

Algo similar sucedió en Orkoien. El alcalde, Carlos Arróniz (UIO), cuenta que "una organización intentó implantar aquí un contenedor, pero se desestimó porque la Mancomunidad no lo veía con buenos ojos".

Por contra, en Huarte sí se atendió la petición de una de estas organizaciones, que procedió a la instalación de cuatro contenedores para ropa, una decisión que ahora lamentan desde el Consistorio. "Concedimos el permiso a finales del año pasado con toda nuestra buena voluntad, pero cometimos un error. Ahora estamos pendientes de que la Mancomunidad emita un informe sobre este tema, y si nos dicen que los tenemos que quitar, lo acataremos", explica Iñaki Crespo, alcalde de Huarte.

En este municipio también se registró recientemente una solicitud para recoger ropa en los portales, petición que fue denegada por el Consistorio, aunque el alcalde confiesa que esta colecta se llevó a cabo incluso en su propio portal pese a no contar con el permiso.