La crisis está llegando a todos los rincones. También a las alturas donde se encuentra el santuario de Codés. Desde hace unos meses, Josu Guergue, prejubilado, natural de Aguilar de Codés y residente durante 35 años en Algorta, ha recibido de la cofradía de Nuestra Señora de Codés la misión de animar al mundo para que se acerque hasta estos parajes. Guergue pensó en que los peregrinos del Camino de Santiago podrían ser los primeros interesados y lanzó una oferta. "Contactamos con ellos para invitarles a que se acerquen hasta Codés y organizarles una excursión que todos los días sale a las 10 de la mañana por la zona: monasterio de Azuelo, las localidades amuralladas de Aguilar y Torralba, la Berrueza e incluso la basílica en Sorlada de San Gregorio Ostiones".
Hoy hace cincuenta días de la Semana Santa y por lo tanto es el domingo de Pentecostés, una de las jornadas más grandes en el santuario de Nuestra Señora de Codés en Torralba del Río y que congrega a cientos de romeros de las Cinco Villas y también de la Berrueza, Los Arcos, Mues y Valdega que acuden hasta aquí. Un conjunto arquitectónico enclavado en el corazón de la sierra de Codés debajo de Ioar, monte que cuenta con 1.414 metros y muy cerca de los montes de Cantabria hacia donde se encuentran los peñascos de las Dos Hermanas. Lugar histórico, refugio de obispos: aquí construyó su palacio el de Calahorra Pedro de Lepe en 1692, anacoretas, ermitaños, brujos como Joanes de Bargota y, cómo no, también de ladrones como Juan Lobo al que cada junio se le ajusticia en la fiesta de Torralba. Un paraje perdido en el que en 1614 se abrió una hospedería que todavía hoy funciona de la mano de Óscar Arana que, desde hace cinco años, atiende los servicios de alojamiento y restaurante.
La hospedería depende directamente de la cofradía que lleva el nombre del santuario y a punto está de cumplir los 400 años. Puede presumir de ser uno de los más antiguos edificios dedicados a la hostelería de Navarra. A 1.000 metros de altitud ,el invierno convierte este rincón privilegiado en un lugar duro. La tenacidad de Josu Guergue ha hecho que, además de los peregrinos del camino de Santiago, todos los clubes de jubilados de Navarra y la CAV reciban la invitación de acercarse hasta este lugar mágico en los confines de Navarra: en la República de Ioar del entrañable escritor Pablo Antoñana.