Con un par de guantes
dos jóvenes riberos crean una empresa de diseño de guantes de portero y una escuela
tODO empezó por su afición al fútbol, concretamente por la labor de ser los guardianes de la portería. Hoy, José Manuel Erdozain, entrenador de porteros del Club Deportivo Lourdes, y Diego Arriazu, guardameta del CD Murchante y entrenador también de los arqueros de la Peña Sport, han diseñado su propia línea de guantes, KMespor, y llevan a sus espaldas una joven escuela de porteros.
"Todo nació tras conocer cómo es el mundo del guardameta y ver que tanto la formación como el material es caro, los chavales se gastan mucho dinero en guantes y nuestro propósito era ofertar un producto barato y de buena calidad", comentó José Manuel Erdozain, fundador de esta idea, a la que más tarde se unió Arriazu. Así, estos emprendedores guardametas ya no solo se colocan debajo de los tres palos, sino que diseñan su propio material de trabajo dirigido sobre todo para un público más pequeño, pero que poco a poco va aumentando en cantidad y en edad.
distintivo 'kmespor' El nombre de la marca tiene historia, tanto como 21 años, cuando la selección de Camerún llegó a España a jugar el Mundial del 82 y comenzaron a apodar a José Manuel como Camerún. "Todo el mundillo futbolístico de la Ribera me conoce por ese nombre y qué mejor manera que vincularlo con nuestra marca", afirmó el actual instructor de porteros del CD Lourdes.
"Queremos ser autosuficientes, no depender de nadie y tener nuestros propios guantes para entregar en los campus de porteros que vamos realizando", explicó Diego Arriazu, que destacó que la diferencia más palpable con el mismo producto en el mercado quizás sea el precio, "un guante de gama alta en la tienda, dependiendo de la marca, lo puedes conseguir por 70 euros el más barato y 125 el más caro. Nosotros ahora un guante de calidad media lo estamos vendiendo por 25 euros". Hasta ahora solo han sacado una línea, First, pero ya están pensando en ampliar el abanico con un segundo modelo de una calidad superior. "El material que utilizamos es un látex alemán que aporta una mayor clase al guante", aclara Arriazu.
Aunque los primeros pasos fueron costosos se sienten satisfechos de poder fomentar la figura del portero no solo en lo material, sino también en su aprendizaje. "Un guardameta es un jugador más en el campo, pero muchas veces no se le otorga en los clubes la importancia que tienen", se lamenta Erdozain, que añade que es habitual que se les exija aptitudes que ni siquiera entrenan. Así, lo que empezó siendo una andadura por los terrenos de juego parece haberse convertirse en algo más que una afición.